El inicio de una relación siempre es un momento mágico y maravilloso. Estás conociendo a la otra persona, todo es nuevo, todo supone un misterio y un acertijo, y cualquier pequeño detalle (como pasar una tarde dando un paseo) es un mundo. Mas junto a eso, pueden aparecer pequeños destellos de inseguridad o celos. Seamos realistas: a todos nos da miedo comenzar una relación, porque implica apostar casi a ciegas por una persona sin saber si saldrá bien o mal. La única solución posible a todos estos miedos o inseguridades siempre ha sido, es y será la comunicación; porque el problema viene cuando no se habla sobre lo que preocupa al otro. Es justo ahí cuando comienza a ir mal todo, porque las bases sobre las que se está asentando la relación ya no son sanas.
En una relación de pareja, no hay mayor enemigo que la inseguridad y la desconfianza, en cualquiera de sus aspectos. La desconfianza afecta a todo tipo de relaciones, y no solo a las monógamas, como suele creerse; también en las relaciones abiertas se debe confiar en la otra persona para que todo funcione como realmente debe hacer. Porque toda pareja tiene sus normas, sus reglas y sus pautas; puede ser no acostarse con otras personas, o puede ser no acostarse jamás con una tercera persona sin usar preservativo. Sea como sea, confiar en la pareja es fundamental para que todo vaya bien. Por desgracia, no siempre es tan sencillo... La inseguridad puede ir acrecentándose, convirtiéndose en celos, y a partir de ese punto es difícil razonar, y se pueden tomar medidas desesperadas que, en cualquier otra circunstancia, jamás se hubieran tomado. Como, por ejemplo, espiar a la otra persona usando una aplicación móvil.
Jorge Louzao ha hablado con Atresmedia sobre estas aplicaciones, explicando los riesgos reales que hay tras su uso, y comenzando por el más básico de todos: podríamos encontrarnos con que la aplicación es una estafa, y acaba perjudicándonos directamente. "Usar este tipo de herramienta, por lo pronto, tiene el riesgo de utilizar un software de estas características, que puede ser desde una estafa hasta que acabes siendo víctima de un chantaje por el mero hecho de usarlo", ha explicado.
Eso sin olvidar algo básico y fundamental: en España es completamente ilegal interceptar comunicaciones privadas de otra persona sin su consentimiento. Se considera delito penal, y puede acabar costándole caro a aquel que lo haga. Louzao lo tiene bastante claro al respecto: "es más sensato meterse en una bañera con pirañas que lleven una semana sin comer que jugársela de una manera tan estúpida".
El uso de estas aplicaciones es síntoma de que algo va mal
Estas apps no son, ni mucho menos, un concepto nuevo. Antes se usaban prismáticos, micrófonos secretos, y cualquier otro tipo de herramienta que se creyera conveniente; ahora, al evolucionar las tecnologías, también han evolucionado las técnicas. Además de ser ilegales, y de todo lo que ya se ha mencionado anteriormente, estas aplicaciones son peligrosas por muchos más motivos: pueden sentar precedente para una relación tóxica y peligrosa, donde los abusos podrían continuarse y las dos personas acabaran viéndose seriamente perjudicadas.
Usar una aplicación para espiar a una persona es un síntoma de que algo va mal en la relación, y casi siempre suele aludir a una falta de comunicación por parte de las dos personas. Cuando un problema o una preocupación no se habla, este tiende a enquistarse e ir haciéndose cada vez más y más grande, y esto no es algo que afecte únicamente a las relaciones monógamas, puesto que pueden darse situaciones de desconfianza incluso en el ámbito del amor libre. Al fin y al cabo somos personas educadas en una sociedad donde la idea del amor continúa siendo muy romántica, y pese a que tratemos de deconstruirnos y cambiar, es un proceso arduo y complicado.
La única solución real a esta inseguridad, y a esos celos, es la comunicación. El amor no basta, pese a que este pueda ser el incentivo para comenzar a conocer a alguien; además de amor, debe haber respeto y confianza mutua (que no ciega), así como pruebas de que esa otra persona realmente te importa y tú le importas a ella. Cada pareja debe sentar, poco a poco, los cimientos de su relación de forma totalmente individualizada. Y para que esto suceda de forma sana, se debe hablar absolutamente todo lo que pueda generar incomodidad o inseguridad, puesto que si no todo acabará transformándose en una losa que podrá lastrar la relación para siempre. En ese caso, no habrá amor que salve la relación, desgraciadamente.