España estuvo a punto de perder Ceuta y Melilla en 1979. Así lo desvela un cable desclasificado de la embajada de Estados Unidos en Madrid, que recoge cómo el rey Juan Carlos meditó ceder la soberanía de Melilla a Marruecos con el fin de rebajar las tensiones con el reino alauí y evitar una nueva Marcha Verde.
Por su parte, el monarca también se planteó la posibilidad de que Ceuta dejase de formar parte del país ibérico y se crease una especie de protectorado internacional, tal y como se mantuvo en Tánger hasta la creación del Reino de Marruecos en 1956.
La decisión llegó en un encuentro que el Rey Emérito mantuvo junto con el senador de Estados Unidos, Ed Muskie y el embajador Terence Todman en el Palacio de la Zarzuela. Ambos acudieron en representación del presidente norteamericano Jimmy Carter.
El Rey mantuvo con ellos una conversación que duró una hora y media en la que el monarca terminó sentenciando: "el gran asunto entre España y Marruecos son los dos enclaves españoles". Con el fin de mejorar las relaciones bilaterales, Juan Carlos se mostró a hacer un sacrificio en nombre del país para que Marruecos se mostrase más cercano a España: "Él (Juan Carlos) consideraba que Melilla se podría ceder a Marruecos en un plazo relativamente corto de tiempo porque allí solo vivían 10.000 españoles", ha afirmado el telegrama de la Embajada enviado a Muskie.
A pesar de que veía posible la cesión de Melilla, no tenía la misma opinión sobre Ceuta, un lugar donde residían 60.000 personas. Se trataba, a ojos del monarca, de un número demasiado elevado para decididir sin más un cambio de nacionalidad. Por ello, consideró que lo más apropiado era establecer un estatuto similar al que tuvo Tánger entre 1923 y 1956, cuya soberanía era regentada por varios países europeos, entre los que se encontraba España.
Tensiones en el Ejército
Sin embargo, el Rey Juan Carlos reconocía que la cesión de estos territorios podría causar un disgusto en el seno del Ejército español, aunque consideró que tan solo "duraría dos meses" y que él "sería capaz de controlar toda la situación".
El Rey temía que Marruecos llevase a cabo otra Marcha Verde, unas movilizaciones que en 1975 terminaron por retirar a España la soberanía sobre el Sáhara Español de una manera que se podría calificar como "no muy diplomática". Tres años y medio después de ese suceso, Juan Carlos quería evitar una situación que veía con muchas posibilidades de repetirse, y que podría "crear problemas serios".
Precisamente, ese suceso terminó por formalizar las relaciones entre Don Juan Carlos y el monarca marroquí, Hassan II, un papel que para el historiador Charles Powell (actual director del Real Instituto Elcano), terminó por formalizar el papel del Rey de España como el del primer embajador a nivel internacional de la reciente democracia española.