César Román Viruete, conocido como el 'Rey del Cachopo', espera en prisión para declarar ante la justicia por el asesinato de la hondureña Heidi Paz. Un caso tan mediático ha llevado a que se investigue el pasado del presunto asesino descubriéndose sus principios falangistas.
Ya en 1993, cuando tenía 20 años, comenzó a entrar en diferentes centros educativos presentándose como secretario general del Sindicato de Enseñanzas Medias (SEM), una organización desconocida que cada vez iba ganando más presencia en centros de Usera, Carabanchel, Vallecas o el centro de Madrid. En 1995 llegó a estar en negociaciones para convocar huelgas en contra de las políticas educacionales de Felipe González junto a asociaciones de padres, trabajadores y alumnos, como el Sindicato de Estudiantes, quienes se percataron de los símbolos falangistas que los miembros del SEM llevaban.
Las "buenas capacidades" para infiltrarse del 'Rey del Cachopo'
En Usera, donde se encontró el cadáver de Paz en una maleta, fue donde el 'Rey del Cachopo' fue elegido como infiltrado por sus "buenas capacidades para relacionarse desde que empezó en los puestos de las Juventudes de la Falange", según fuentes de extrema derecha. Además de él, de las juventudes salían muchos afiliados al sindicato estudiantil falangista, para infiltrarse también en la universidad. Allí fue donde conoció a su primera mujer y tuvo su primer hijo, "con quien nunca mantuvo buena relación". Después tuvo más descendencia con otras parejas y comenzaron a llegar las denuncias por malos tratos.
Por aquel entonces, La Falange tenía dos vías diferentes: una parte más tradicional y otra concentrada en infiltrar falangistas en diferentes sectores de la sociedad. César Roman seguía la línea de una tercera vía que surgió con una idea de José Antonio Primo de Rivera de negar a Franco pero defender la unidad de España.
Su expulsión de La Falange
El 'Rey del Cachopo' llegó a estar cerca del grupo asesor del entonces secretario general de Comisiones Obreras, Antonio Gutiérrez. Se necesitaba "preparar una corriente sindical propia, primero entre los críticos de Comisiones Obreras y, más tarde, transversal en otros medios", por lo que César Román parecía reunir las habilidades requeridas: "discreción primero, habilidad después, y audacia siempre".
Durante dos años el 'Rey del Cachopo' mantuvo su infiltración hasta que Interviú mostró una foto suya en las puertas del diario YA junto a otros falangistas y al abogado Emilio Rodríguez Menéndez, quien publicó el vídeo sexual de Pedro J. Ramírez.
Todo este trabajo de infiltración y descubrimiento de escándalos de La Falange generaron tensión y todo desembocó en el despido del 'Rey del Cachopo': "las Juventudes acusaron a César Román de robar de la hucha de los puestos que se ponían en los actos del partido, y la jefatura de Madrid le arreó unas buenas y grandes bofetadas", aseguran fuentes presenciales de los hechos.
Sus compañeros lo tachan de estafador, pero les es difícil pensar que es un asesino
Algunos de sus compañeros por aquel entonces lo consideraban "un superviviente". No descartan que sea un estafador, pero les cuesta pensar que sea un asesino: "César se cae y se levanta, seguramente haya estafado a toda la gente que se dice, pero resulta difícil pensar que haya podido matar a esa pobre chica".