En septiembre no solo empieza el curso escolar y los españoles vuelven a sus puestos de trabajo tras unas merecidas vacaciones, sino que la política y la actividad parlamentaria también se reactivan, en una especie de despertar al marchar el calor.
Los inicios de curso político tienen más de simbólico que de real, más de propaganda que de hechos, más de proclamas para los suyos que de mensajes para el resto. Es, en definitiva, uno de los grandes momentos para los líderes políticos, que con exceso de vitamina D, atuendos blancos bien planchados y nuevos looks, pueden marcar las líneas maestras que después repetirán machaconamente sus subalternos.
Recuperación, reformas y negociaciones
Este año Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, decidió irse a Casa América para inaugurar el curso, rodeado de líderes empresariales, sindicales, etc., propició y ejecutó de forma correcta el mensaje que quiere transmitir el recién nombrado nuevo gobierno: la recuperación será justa o no será.
Fuera de eslóganes y predicamentos trufados de buenas intenciones, pero difícil encaje real, el gobierno tiene por delante unos meses muy difíciles, en los que tendrá que hacer frente a problemas acuciantes y reformas que, bien por necesidad, bien por promesa recogida en el acuerdo de coalición, tocará dar forma y echarlas a rodar.
La vacunación patria ha sido y está siendo un éxito, no cabe duda alguna, los gobernantes han sabido gestionarlo y los disciplinados ciudadanos españoles hemos acudido a vacunarnos en masa, un acto de responsabilidad cívica y empatía que debe enorgullecernos. Alcanzado el ansiado 70%, ahora toca aumentar ese porcentaje y, en su caso, reforzar las pautas de los grupos que los expertos crean necesarios. Estamos, por lo tanto, ante el final de una pandemia que ha cambiado todo, absolutamente todo, y nos ha obligado a reconfigurar nuestro modo de vida.
Siendo esto así, ahora toca gestionar la crisis económica provocada por la pandemia, pero los datos y previsiones hacen creer que en este sentido el ejecutivo puede estar más tranquilo, pues tanto los principales indicadores macroeconómicos como las cifras de empleo son favorables en estos momentos. La piedra en el zapato será, como viene pasando desde tiempo inmemorial, la inflación.
Sin embargo, la factura de la luz ha provocado una crisis social que llega ya al Consejo de Ministros, pues los socios de gobierno proponen soluciones diferentes para un mismo problema; ambos coinciden en la necesaria reforma del sistema energético, pero esto no es algo que se haga y surta efecto al momento, sino que las medidas han de tomarse con rapidez para paliar una sangría social de dimensiones desproporcionadas. Otras reformas que han de seguir su cauce son las siguientes: reforma laboral, sistema de pensiones y ley de vivienda, entre otras, temas espinosos que ya han provocado sonoros encontronazos entre PSOE y Unidad Podemos.
En lo que sí parecen de acuerdo los socios de gobierno es en subir el Salario Mínimo Interprofesional antes de finales de 2021 (algo que afectaría a un millón y medio de trabajadores), así lo trasladó el propio presidente ante la negativa de la patronal, que ya habla de serias dificultades para alcanzar acuerdos futuros con el Ejecutivo.
Importantísima también es la redistribución que se haga con los 9.000 millones de la primera partida llegada de Europa para el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Los gobiernos regionales reclaman sus cuotas y los municipios piden no caer en el olvido, importante es no olvidar el objetivo de estos fondos y enfocarlos a la recuperación y transformación que el país necesita en muchos frentes.
Los Presupuestos Generales del Estado para 2022 será la prueba de fuego que mida la fuerza de y los apoyos del gobierno de coalición, que tendrán que someterse a durísimas negociaciones con los partidos nacionalistas y regionalistas para conseguir los apoyos necesarios Como es sabido, las relaciones con ERC están supeditadas a la llamada mesa de diálogo, que se reúne en unos días, y con el PNV a la exhaustiva fiscalización del cumplimiento de lo acordado anteriormente. Con estos mimbres, el proceso se dilatará sobremanera y los Presupuestos serán prorrogados hasta conseguir, si así sucede, la aprobación definitiva.
El PSOE está centrado en su Congreso Federal -en el cual solo habrá los sobresaltos que desee su secretario general- y Unidas Podemos en el asentamiento del liderazgo de Ione Belarra, que, si tuviera poco con lidiar con el hiperliderazgo de Iglesias, también tiene que capear la bicefalia con Yolanda Díaz, mucho más querida que ella por las bases y potencial candidata a la presidencia del gobierno por el partido morado. Así, entre negociaciones gubernamentales y legislativas, los partidos de gobierno reconfigurarán sus estrategias internas y empezarán a diseñar la hoja de ruta que engrase la maquinaria para las próximas citas electorales.