En tan solo un mes, precisamente cuando la situación epidemiológica mejora en toda España, la Comunidad de Madrid ha pasado de ser la séptima comunidad más afectada a liderar el primer puesto, tan solo por detrás de Ceuta y Melilla.
La situación en estos momentos no llega a ser extrema, pero también es cierto que no termina de bajar y puede ser compremetedora porque no ha habido un plan de desescalada pausado y se avecina una Semana Santa donde se prevé una relajación de la ciudadanía.
De hecho, la Comunidad de Madrid fue el único territorio que evitó cerrar el interior de los bares y restaurantes entre las regiones más golpeadas durante la tercera ola. Mientras que todas las comunidades autónomas apelaban a que esta medida permitiría una rápida bajada de contagios, los responsables madrileños (una coalición de PP y Cs sostenida por VOX) apelaban a "falta de evidencia científica".
El resultado se ha traducido en una mayor incidencia acumulada que otros territorios similares como París o Barcelona, más muertos y contagiados. La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, sigue defendiendo su gestión frente a las críticas del Gobierno central, que ya critica lo que califica como "desescalada demasiado rápida, demasiado ligera y poco responsable".
Por el momento, los datos mejoran poco a poco en Madrid, quizás por el toque queda, una de las medidas que se han mostrado como más efectivas a lo largo de la actual crisis sanitaria; así como a la efectiva actuación de las fuerzas de seguridad en contra de las fiestas ilegales. Sin embargo, la bajada no es tan rápida como la experimentada por otras comunidades que aplicaron medidas mucho más restrictivas tras la ola desatada tras la navidad.
"¡Es un delito en Cataluña, con el clima que tenéis, tener todo cerrado!"
Ayuso ha mantenido durante toda su gestión de la pandemia un tono en el que afirma conjugar salud y economía. Aunque algunos de sus discursos no han dejado de dejar cierto tono incluso negacionista, con cierta polémica.
Así lo expresó durante la campaña del PP para las elecciones catalanas, donde el partido quedó al borde de la representación: "¡Es un delito en Cataluña, con el clima que tenéis, tener todo cerrado!", espetó. La curva allí, sin embargo, nunca ha llegado a superar a la que se registra en su territorio, lo que expresa que se están salvando más vidas.
El vicepresidente de Ayuso, Ignacio Aguado (Ciudadanos) asegura que cerrar bares "no está respaldado por la evidencia científica", a pesar de que se trata de una zona donde se reúnen multitud de personas no convincentes, no se emplean mascarillas y hay acumulación de aerosoles. Bien es cierto que la región está registrando con esta estrategia mejores datos económicos que otros territorios: creció un 4,4% en el cuarto trimestre, frente a la caída del 0,5% de Cataluña o el crecimiento del 0,5% del País Vasco.