Aunque han pasado más de 25 años del crimen del Alcàsser, este aún sigue abriendo titulares y despertando el interés de la sociedad, que en su día quedó conmocionada con la suerte que corrieron Miriam, Toñi y Desirée, de entre 14 y 15 años. El documental estrenado por Netflix en torno al asesinato de las tres jóvenes ha vuelto a traer a la actualidad el caso, que además, se ha visto de nuevo en el punto de mira tras el hallazgo de restos óseos en la fosa en la que se encontraron los cuerpos sin vida de las niñas.
Los huesos fueron encontrados el pasado 24 de junio por una pareja que paseaba por la zona donde Miriam, Toñi y Desirée fueron violadas, tortuadas y asesinadas. Uno de estos huesos, según revela Las Provincias, estaba en la superficie. Solo tuvieron que remover un poco la tierra para encontrar otros tres. La pareja, entonces, envolvió los restos en papel de aluminio y los llevó al cuartel de la Guardia Civil de Oliva.
Al principio, los investigadores creyeron que los huesos podrían ser de algún animal, pero en la Unidad de Antropología Forense del Instituto de Medicina Legal de Valencia (IML) han confirmado que se trata de cuatro falanges humanas.
Mientras se realizaban los primeros análisis, Vicente, el joven que encontró los restos, se puso en contacto con el con el prestigioso antropólogo forense Francisco Etxeberria, que había encontrado poco antes en la zona un diente del que no pudo extraer datos geneticos debido al deterioro pero del que estaba convencido que pertenecía a una de las niñas del Alcàsser. "Me contestó que eran cuatro falanges humanas sin duda alguna. También me dijo que notificara el hallazgo a la Guardia Civil y que conservara las fotos", ha explicado Vicente al medio anteriormente citado.
La teoría de Etxeberría fue confirmada por el antropólogo forense Manuel Polo, encargado del caso. Sin embargo, no se ha podido determinar ni la edad ni el sexo. El siguiente paso consiste en informar del hallazgo al juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 6 de Alzira, encargado del caso de las niñas de Alcàsser, que decidirá si trasladarlo a un laboratorio de ADN para cotejarlo con el de Miriam, Toñi y Desirée.
El caso que paralizó a un país
El 13 de noviembre de 1992 fue el último día que Miriam, Toñi y Desriée fueron vistas con vida antes de que se dirigieran, como todos los jóvenes de la época, a la discoteca Coolor, muy famosa en Picassent, a escasos kilómetros de Alcàsser, por lo que iban a hacer auto stop. Se llevó a cabo un dispositivo de búsqueda y una cobertura mediática sin precedentes hasta que, 75 días después, el 27 de enero de 1993, sus cuerpos aparecieron enterrados en una fosa. Las tres amigas habían sido violadas y sometidas a terribles torturas antes de su asesinato.
Negligencias en la investigación, teorías que señalaban a altas esferas del poder en Valencia, enfrentamientos entre las familias y la huída de Antonio Anglés, uno de los principales sospechosos, marcó la resolución del caso y la celebración del juicio. El 5 de septiembre de 1997 se dictó sentencia por el triple crimen siendo Miguel Ricart el único condenado a 170 años de prisión por rapto, violación y asesinato con el agravamente de ensañamiento. Además, tuvo que hacer frente a las costas del juicio y una indemnización de 300 millones de pesetas a las familias de las niñas. El 29 de noviembre de 2013, al ser revocada la doctrina Parot, Ricart fue puesto en libertad tras permanecer 20 años en prisión.
