El ex presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, tira la toalla definitivamente y no intentará acceder a la presidencia de la Generalitat. Así se lo ha comunicado personalmente a sus compañeros de Junts per Catalunya y a los cuatro ex consejeros cesados en Bruselas, en una reunión mantenida esta mañana en su nueva mansión que ha estrenado en Waterloo. De esta manera, cede a las presiones de ERC, el PDeCAT e incluso de su propio invento electoral, JXCat, y negocia la posibilidad de investir a otro candidato, tal y como reconocen varias fuentes a OkDiario.
Después de las declaraciones de la próxima semana en el Tribunal Supremo, Puigdemont y los partidos independentistas escenificarán la renuncia del ex presidente, quien sí podría recibir algún cargo simbólico con el fin de restituir la figura del President, después del cese con la aplicación del 155. Hasta el momento Puigdemont no ha comunicado oficialmente su intención de apartarse y dejar vía libre para la investidura de otro compañero, pero todo apunta a que será el encargado de elegir a un posible nuevo candidato.
El artículo 155 y la educación catalana
El Estado lo ha intentado de todas las maneras para forzar su retirada. La última de ellas ha sido la posibilidad de escoger el castellano como lengua vehicular en la escolarización de los hijos en Cataluña. Aún está por ver si el Gobierno del PP sería capaz de implementar esta medida por la vía de su control de la Generalitat a través del artículo 155.
Enric Millo, delegado del Gobierno en Catalunya, ha declarado sobre estos posibles cambios en la educación y entiende que si la situación actual en el Parlament se prolonga, la obligación de los responsables gubernamentales, que son los que dirigen actualmente Catalunya, "además de garantizar la prestación de servicios, que es lo que se está haciendo", puede obligara adoptar decisiones "que debería tomar el nuevo Govern". De ahí, que si se llevara a cabo, las culpas recaerían en Puigdemont.
Ahora, hay que esperar para ver si se aplica la misma fórmula que utilizó Artur Mas en 2016 cuando propuso a Puigdemont para presidir el Govern, y dejan en manos del ex presidente la propuesta de quien debe ocupar este cargo.