Los casos de abusos sexuales contra menores en el seno de la Iglesia católica vuelve a estar de actualidad. Tras la investigación llevada a cabo en Francia, dejando cifras escalofriantes, en España han comenzado a darse pasos para llegar hasta el fondo del asunto. Así, desde el Congreso se ha abierto una investigación que estará a cargo del Defensor del Pueblo.
Son muchas las víctimas que han querido compartir sus duras experiencias y el último en hacerlo ha sido Kiko Matamoros. A través de un artículo publicado en El Mundo, el colaborador de 'Sálvame' ha narrado la violencia, tanto víctima como sexual, a la que fue sometido durante su época de estudiante en el colegio Sagrado Corazón de Madrid.
"El acoso y el abuso sexual, al igual que la violencia física y psicológica, formaban parte de nuestro menú educativo", escribe Matamoros, señalando que había algunos clérigos que eran "auténticos maltratadores que actuaban con un sadismo digno de campo de concentración".
Con especial dolor recuerda el sufrimiento que le provocó el hermano Santiago, conocido como 'El Pato', el cual le propinó una brutal paliza que jamás ha podido olvidar. Según relata, una día fue expulsado de clase y este cura le mandó a contarle lo sucedido a sus padres. El deseo del religioso es que sus padres le dieran "jarabe de palo", algo que no sucedió, por lo que finalmente lo hizo 'El Pato'.
"Frustrado, descargó contra mí una inmisericorde serie de puñetazos. Desnortado, caí al suelo en estado de semiinconsciencia, sangraba por la nariz, veía borroso, me dolían los brazos de parar golpes, y me pitaba un oído. Allí me dejo tirado en el suelo. Tenía diez años, hijo de puta", escribe Matamoros.
"Tan cotidiana como la violencia física era la sexual"
"Tan cotidiana como la violencia física era la sexual", continúa, señalando directamente a 'El Pato', del que cuenta que era un "auténtico depredador incapaz de reprimir sus instintos más obscenos. Ejercía la pedofilia con bulímica ansiedad, absoluta impunidad y desvergüenza".
Recuerda que paseaba por el patio del colegio "abrazado, introduciendo la mano por el interior de la ropa o sobando el contorno de su elegido". El propio Matamoros confiesa haber sido manoseado. "No consiguió pasar de ahí; otros compañeros corrieron peor suerte".
Pero 'El Pato' no fue el único que se sobrepasó con Matamoros. También denuncia los abusos del hermano Julio: "Recuerdo con especial repugnancia la forma en la que me inmovilizó. Su mano izquierda sujeto las mías, su pierna entre mis piernas para que nos las pudiera juntar, y con su mano derecha comenzó a recorrer mi muslo izquierdo hasta alcanzar, como de forma descuidada, mis genitales".
Kiko Matamoros termina el texto exigiendo justicia y memoria: "Nos robaron el encanto de la infancia y condicionaron la vida de cientos de miles de víctimas, a las que nos sometieron a la humillación y a la vergüenza. Malditos seais por siempre".