Los beneficios de la dieta mediterránea son bien conocidos y por ello es considerada una de las más completas y equilibradas. Una serie de hábitos ampliamente recomendados que prometen mejorar la calidad y esperanza de vida.
Uno de los países que -aún- se muestran más fieles a este tipo de dieta es España. Pero, sin embargo, nuestro país presenta datos contrapuestos: tiene la tasa más baja de muertes por accidentes cardiovasculares por la ingesta y, por el contrario, el mayor índice de obesidad infantil de Europa. ¿Cuál es la razón para que convivan estas dos realidades?
Los investigadores del CIBEROBN (Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición) han intentado resolver esta cuestión y averiguar si todas las regiones tienen el mismo acceso a la comida variada y saludable. Para ello, estudiaron a 2.009 personas de ambos sexos entre los 9 y los 75 años de edad, residentes en zonas urbanas, semiurbanas y rurales que debían registrar su alimentación en base a 16 tipos de productos diferentes.
Los datos obtenidos permiten diferenciar los hábitos alimentarios entre las distintas regiones. Por ejemplo, las mujeres del área metropolitana de Barcelona beben más alcohol que el resto de los habitantes del país. En cuanto a las patatas, aceitunas y demás variedades que componen los tan famosos aperitivos, son bastante más consumidos en el sur que en el noroeste donde prefieren los azúcares y dulces. En lo que respecta al la capital, en el área metropolitana de Madrid tampoco abundan los aperitivos, pero sí lo hace la leche, que se toma en cantidades más altas que en el resto de España.
Peor alimentación entre los jóvenes
La buena noticia es que el consumo de aceite de oliva como principal grasa de la dieta se extiende en toda nuestra geografía y ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares.
Sin embargo, esta tendencia parece estar descendiendo entre los jóvenes que, además, también consumen menos pescado, frutas, verduras y legumbres. "Sería deseable un aumento en su consumo al formar parte endencial de la dieta mediterránea tradicional. Es una buena decisión para nuestra salud", indican los investigadores.
Pese a las diferencias que se aprecian entre los hábitos de las distintas regiones, la principal conclusión de la investigación revela que las rutinas alimenticias no están condicionadas por la zona geográfica, si no que se trata de una cuestión personal. La cesta de la compra, por tanto, no depende del ambiente, el modo de vida y la cultura tanto cómo pensábamos, en un momento en que las cadenas de supermercados y los grandes distribuidores han homogeneizado la forma en la que comemos.