Julián Ovejero, conocido como el 'asesino de Grindr', ha sido condenado a 20 años de prisión por el asesinato en 2018 de un hombre que conoció a través de la aplicación Grindr en el distrito madrileño de Carabanchel, al que asesinó con 65 puñaladas. El acusado ha sido finalmente condenado por los delitos de asesinato alevoso y ensañamiento, según la sentencia a la que ha tenido acceso Europa Press.
Durante el proceso, el asesino confeso cambió su declaración de los hechos. En un primer momento alegó que cuando cometió el asesinato estaba "hasta arriba de sustancias", pero después afirmó que la víctima no pudo defenderse del ataque "repentino" al que le sorprendió por la espalda. De este modo, ha logrado una reducción de la pena de 25 a 20 años de cárcel.
Los hechos ocurrieron el 24 de febrero de 2018, en una vivienda de Carabanchel, después de que tanto el acusado como su víctima se citaran a través de la aplicación para teléfonos móviles Grindr. En su declaración ante el juez realizó varios movimientos que rebajarían su pena.
La víctima, un hombre de 35 años, fue encontrada en la vivienda completamente llena de cuchilladas por todo el cuerpo, especialmente una mortal en el cuello. El agresor huyó inmediatamente después del crimen hacia Argentina, un movimiento clave que dificultó la labor de los investigadores.
La investigación
Fue en ese momento cuando el Grupo V de Homicidios de la Policía Nacional inició su trabajo para localizar al responsable. Indagó en los perfiles en las redes sociales del fallecido y encontró que se había citado con una persona, que al día siguiente había tomado un vuelo hacia Perú, motivo por el que se convirtió rápidamente en el principal sospechoso.
Todo ello se unió, además, al hallazgo de imágenes en cámaras cercanas a la escena del crimen donde se ve al acusado y restos de ADN en el lugar de los hechos, puesto que sospechaban que hubiera mantenido relaciones sexuales con la víctima.
Las muestras obtenidas en el lugar fueron cotejadas con otras encontradas en la casa del sospechoso, que dieron como resultado coincidencias. En ese momento se lanzó una alerta a las autoridades internacionales, que se sumó a otra para Interpol para localizar su paradero, que tuviera como objetivo informar sobre lo ocurrido a la Fiscalía.
Además, gracias a las redes sociales del homicida y sus familiares, fue localizado en un bar de un pequeño pueblo argentino, La Bombilla, en San Miguel de Tucumán, localidad natal. Allí fue arrestado, donde los agentes pudieron comprobar que prácticamente no había modificado nada su aspecto físico.
