Todos recordamos nuestra infancia. Esa época en la que nuestro mayor problema era que la caja de los Plastidecor nos durase lo máximo posible evitando que nuestro compañero de pupitre se comiera alguna de nuestras pinturas. Sí, éramos unos simples párbulos.
Tampoco olvidamos ese momento en el que la 'seño' nos dejaba hacer 'dibujo libre' y tú, pintando a una persona con el mismo arte que Lydia Lozano saltaba a la piscina "¡Por Charlie!", cogías el 'color carne'. ¿Color carne? ¿COLOR CARNE?
Esa debería de haber sido tu cabeza, allá por la época de los dinosaurios, cuando decías eso de 'color carne'. Porque piénsalo: ¿el color negro no debería de ser color carne también?
Sabemos que lo tuyo no se debe a que tengas el cerebro del tamaño de Donald Trump sino a que hasta la fecha nadie sabía cómo se llamaba realmente el maldito color. Así que apuntad. Cuando digáis 'color carne' en realidad tenéis que decir...
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¡Amarillo nápoles rojizo!
Sabemos que ahora estás así memorizándolo, pero ten en cuenta: es su nombre original. La verdad nos la ha desvelado la tuitera @Li_Kaczynski que ha aprovechado su descubrimiento para darnos esta lección:
enseñemos a les peques que todos estos colores también son carne pic.twitter.com/b7THP9CZBa
— Li Kaczynski (@Li_Kaczynski) 30 de agosto de 2017
Como lo veis, coged papel y boli o tatuároslo. La próxima generación de niños tendrá que ir al colegio pidiendo a sus compañeros un 'amarillo nápoles rojizo' mientras se atusa una barba imaginaria. Ganaremos todos. Sin duda.