España atraviesa ya la segunda ola de coronavirus, con más de 1.300 rebrotes a lo largo del país que ya deja datos de contagios y de muertes similares a los que tenían lugar en el mes de abril, cuando el estado de alarma estaba vigente y el confinamiento aún no se había levantado.
Uno de los principales focos de los nuevos contagios ha sido el ocio nocturno. Sin embargo, los que más han llamado la atención han sido los asociados a prostíbulos. El primero en acaparar la atención mediática fue el caso de un burdel de carretera en Alcázar de San Juan (Ciudad Real), que ya suma 12 contagios. El local, conocido como Las Palmeras, permanece cerrado tras el rebrote.
Pero no ha sido el único caso. Un brote en un prostíbulo de Cox (Alicate) suma cuatro nuevos positivos en coronavirus. El paciente cero en este caso fue una prostituta, que dio la alrma tras hacerse una prueba PCR en el hospital. La Sala Popo's, como se llama el local, también ha tenido que cerrar.
EL primer brote asociado a un prostíbulo tuvo lugar en abril, en Rincón del Soto (La Rioja). En aquella ocasión, cerca de 14 personas (no se supo el número exacto) dieron positivo en coronavirus entre trabajadores y clientes.
El principal problemas de este tipo de locales es que impera la ley del silencio y la discreción. Muchos hombres que recurren a la prostitución podrían estar ocultando que han visitado burdeles pero miedo, por vergüenza o porque tienen familia o están casados.
¿Ocio nocturno?
El Ministerio de Sanidad, en coordinación y común acuerdo con las Comunidades Autónomas, decretó el cierre de locales de ocio nocturno como discotecas o bares de copas. Sin embargo, por inverosímil que esto parezca, esta medida no afecta a los prostíbulos pues no están catalogados como tal, por lo que siguen abiertos a pesar del peligro que suponen para la salud.
Por ejemplo, en el caso del burdel de Cox (Alicante), tras el rebrote que ha tenido lugar echaron el cierre para llevar a cabo labores de desinfección pero ya anuncian que "en pocos días estaremos a su disposición de nuevo". Así, podrán volver a abrir a pesar del peligro que supone.
Izquierda Unida ha sido el único partido que ha alzado la voz sobre esta situación. La formación en Castilla - La Mancha, tras el caso del Alcázar de San Juan, ha pedido al Gobierno de esta comunidad que se cierren este tipo de establecimientos. "Cuántos locales estarán en similares circunstancias que en el de Alcázar, cuántas mujeres prostituidas además se ven obligadas a poner en riesgo su salud y cuántos de los positivos que se están dando en Castilla-La Mancha proceden de puteros", han denunciado.
En España hay cerca de 1.600 locales de alterne sobre los que ahora no pesa ninguna restricción. Hasta un 39% de los hombres de España han consumido prostitución alguna vez, según un estudio de la Asociación de Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituída (APRAMP) lo que coloca a España a la cabeza de la Unión Europea en este tipo de práctica.
Sanidad e Igualdad piden su cierre
Tras la polémica suscitada en torno al vacío legal en torno a este tipo de locales y los rebrotes que en ellos han tenido lugar, Irene Montero ha instado a clausurarlos pues "puede haber un aumento potencial de los positivos de difícil rastreo". "Remitimos una carta a los consejeros de Igualdad para que actúen específicamente en lugares en los que se ejerce la prostitución. La experiencia que tenemos acumulada debe servir para que ahora se actúe para respetar los derechos de unas mujeres que ya están en posición de vulnerabilidad. Una de las prioridades de este Gobierno es que no demos tregua a la explotación sexual e industria proxeneta", ha explicado la ministra de Igualdad en RNE.
En paralelo, Sanidad ha llamado a los distintos territorios a "extremar las medidas acordadas para evitar la transmisión del virus en el ocio nocturno". Para Salvador Illa, los locales de alterne han de ser considerados ocio nocturno o cuando menos ser tratados como tales en el marco de las medidas para frenar la propagación del coronavirus. Por ello, pidió a los consejeros autonómicos que restrinjan la actividad de estos locales.
