Enrique Ponce ha vuelto. El torero, retirado de las cámaras y del ruedo durante cinco meses por la "rodilla castrófica", una lesión común en futbolistas, ha concedido una entrevista al diario ABC que muestra su faceta más personal e íntima en el ejercicio de su profesión, la cual ama por encima de todo. El valenciano asegura que la tauromaquia es "el arte entre las artes", cómo se ha sentido durante este período de recuperación y el balance que hace tras más de dos mil corridas y cinco mil toros estoqueados.
A mediados del mes de agosto volverá a las andadas, su primera parada del mes será en el Puerto de Santa María y ahí saboreará de nuevo su mayor pasión: sentir el amor por su animal favorito. Con respecto al tiempo que se mantuvo alejado de la arena, asegura que se sentía "prisionero" y lo valora como un momento complicado por el dolor que sufría en su pierna, el cual consiguió "transformar en motivación" por la ilusión de regresar. Eso sí, no dudó en ningún momento de que pronto estaría de vuelta, a pesar de que tuvo que dejar de lado una cita taurina en Madrid que significaba mucho para él. "Me marqué como meta agosto", comenta. Y aquí está.
El dolor que ha sufrido a lo largo de sus cientos de corridas le mantiene firme, frío y sereno ante los contratiempos en los ruedos, pues "está mentalizado para estas cosas". Sin embargo, afirma que le mueve "la ilusión, el sentimiento y esa necesidad de expresarse", aunque conoce bien lo que es el "miedo a no estar a la altura" o "al percance". Su estilo dominante y seguro sobre la tierra batida lo combina con una "naturalidad" característica de cualquier torero y también con cierta "arrogancia", pues sigue el consejo de su abuelo de "crear arte con dominio" porque quiere "emocionar con la belleza".
"Un colaborador, nunca un enemigo"
Si normalmente se dice que el perro es el mejor amigo del hombre, para Ponce sería indudablemente el bravo. Enrique no lo ve como un enemigo al que hay que batir, pues se escuda detrás de su condición de colaborador con el hombre: "Es amigable", asegura. Asumiendo la imperfección del ser humano, prefiere quedarse con aquellas críticas que le ayudan "a evolucionar".
Como "animalista", cree que en el gran desconocimiento de la población por el arte de la tauromaquia, e incluso se atrevió a reprochárselo al Pacma, aunque tuvo que explicarles por qué aunque respete y admire al toro, lo tiene que "matar para que exista". Confía en que las nuevas generaciones, pese a la visión actual de lo que él considera un arte por "encima de todas", sepan adaptarse a los nuevos tiempos y es que cree que "el toreo eterno no pasa de moda".
"Todas las artes se han servido del toreo como fuente de inspiración", valora haciendo hincapié en que la belleza de torear no se encuentra en el conjunto del acto en sí, sino en cada detalle, ya que "el torero se juega la vida por crear arte". Un arte que, según Ponce, no es machista, ni tampoco él: "admiro a la mujer y me encantaría que salieran tres o cuatro toreras toreando bonito y arreando".
De acuerdo con esa concepción actual de la tauromaquía como algo irrespetuoso y doloroso, cree que la culpa es del "político antitaurino" ya que usa esa idea como un "arma arrojadiza" para conseguir votos, al mismo que no se da cuenta y los pierde. Asimismo, considera que independientemente de su acción "el toreo forma parte del ADN de España y de cada pueblo. La Historia no se puede cambiar, es la que es".
La difícil situación política que atraviesa España también fue motivo de debate durante el encuentro en el Museo ABC, pero entiende que "la llave de la gobernabilidad" la tienen las minorías y está a favor de "una segunda vuelta con los dos partidos que más votos hayan sacado", con el objetivo de salir de la debacle electoral actual.
Pese a su difícil vida de éxito y frenesí en las plazas de toros, además del riesgo que supone exponerse de tal manera ante semejante reto, Enrique Ponce se apoya mucho en sus dos hijas, Bianca y Paloma, y asegura que también encuentra tiempo para "oír música, el golf y ver películas". Eso sí, "buena música, de todo tipo, menos reguetón".