¿Quién iba a imaginar hace quince años que nuestros móviles se convertirían en los smartphones de ahora? No hace tanto era impensable que un dispositivo ofreciera todas las características y posibilidades de las que disfrutamos hoy en día con un móvil de última generación.
Ahora, en pleno 2018, creemos que hemos llegado al tope, que no hay más de donde rascar en un aparato de esta índole. Y posiblemente sea así. ¿Esto significa que es el final de la innovación tecnológica? Para nada. Si algo nos ha enseñado la tecnología es que no tiene límites, va mucho más allá del dispositivo físico en el que se recoja.
El smartphone tal y como lo conocemos va a morir, y pronto. Vayan haciéndose a la idea. Llegará un momento en el que no dé más de sí, y se convertirá en un mero recuerdo. Parece impensable, como también lo era desprendernos del Discman, del MP3 o del DVD. ¿Qué lo sustituirá? ¿Qué futuro nos espera a corto, medio y largo plazo?
A corto plazo: los últimos desarrollos del smartphone
De momento, todavía se pueden mejorar los móviles con los que convivimos. Mejorar la batería, el diseño, la seguridad o la cámara será el objetivo en los años venideros. Más que innovaciones, de lo que disfrutaremos próximamente será de mejoras que elaboren un smartphone cada vez más completo.
La gran revolución podría llegar con el Samsung Galaxy X, que introducirá una doble pantalla plegable para poder hacer dos cosas a la vez en el mismo dispositivo. Si se convierte en un éxito, las compañías impulsarán estos nuevos móviles, en la probablemente sería su última aportación a la causa tecnológica.
A medio plazo: la realidad aumentada
Solo hay que darse una vuelta por el universo de la tecnología para conocer la tendencia en auge. La realidad virtual o realidad aumentada es ya una realidad. Sin embargo, todavía se encuentra en una fase embrionaria, más centrada en el ocio que en el resto de facetas de la vida, las cuales conquistará antes de lo que creemos.
Un pequeño aparato, una pulsera o lo que decidan los desarrolladores podría ser suficiente para sumergirnos en el mundo de la realidad aumentada. La proyección holográfica terminará con el teléfono, la televisión, el ordenador y el resto de los dispositivos con los que convivimos día a día. Nos permitirá escribir en teclados virtuales, o ver u oír lo que queramos sin necesidad de cualquier otro artilugio tradicional. Y ojo, no queda tanto para que suceda.
A largo plazo: IA y chips en nuestro cerebro
Entramos en terreno vedado. Analizar la tecnología en un futuro lejano es difícil, por todos los cambios que se producen en este ámbito. No obstante, todo parece indicar que el siguiente paso será la inteligencia artificial.
El ser humano dará todo el poder y responsabilidad a la máquina, que se relacionará como uno más de nosotros, solo que siendo muchísimo más inteligente. Lo sabemos por películas como 'Her', 'Blade Runner 2049' o por series como 'Black Mirror'. Es cierto que no deja de ser ficción, como también lo es que no estamos, ni mucho menos, ante una utopía irrealizable, y más sabiendo el rumbo que está tomando la tecnología.
¿A qué podríamos llegar? Algunos investigadores y universidades estadounidenses afirman que, en menos de cien años, un pequeño chip se implantará en nuestro córtex cerebral. En él podrían almacenarse tanto nuestros recuerdos como todo lo desarrollado durante este siglo (realidad aumentada, IA, etc.). Es decir, nos convertiríamos en seres hiperdesarrollados y posiblemente inmortales, ya que todo lo que somos se acumularía en esa memoria. ¿Asusta, verdad?
De momento, habrá que conformarse con un smartphone con mejor cámara interna para selfies.