Aunque pensemos que vivimos en un país cada vez más inclusivo, conocer datos como los relacionados con las personas consíndrome de Down hace que nos topemos con una realidad que desconocemos y que nos hace darnos cuenta que aún queda mucho por hacer en materia de inclusión.
La triste realidad es que el 95% de las personas con síndrome de Down en nuestro país luchan por encontrar empleo. Es por esto que, cada 21 de marzo, el Día Mundial del Síndrome de Down se convierte en una plataforma para destacar la presencia y normalizar la condición de las personas con esta diferencia genética, así como para demandar su integración total en la sociedad.
En esta ocasión, Down España ha enfocado su campaña en la integración laboral. Con el lema #ExtraCapacitados y un tono irónico, destacan la limitada oferta laboral para quienes tienen esta discapacidad. El vídeo concluye afirmando que el empleo es un derecho y nadie debería ser experto en ser rechazado.
Agustín Matía, el director gerente de Down España, explica a El Correo de Andalucía que la campaña evita el victimismo. Prefieren abordar la inclusión de personas con discapacidad intelectual desde una perspectiva humorística e irónica. Considera que este enfoque transmite un mensaje positivo a la sociedad, mostrando que no se dejan llevar por la autocompasión.
La educación como asignatura pendiente
"Cuando nos referimos a inclusión", explica Matía, "se trata de garantizar que las personas con discapacidad puedan participar, acceder a espacios, servicios y oportunidades como cualquier otro ciudadano, con el respaldo y acompañamiento necesarios para lograrlo".
Sin embargo, la educación y el empleo siguen siendo áreas clave donde la sociedad debe mejorar su atención hacia las personas con síndrome de Down. "En España no hay un plan nacional de inclusión educativa que fomente la reforma de los centros para que a estas personas se les pueda atender razonablemente en las escuelas", denuncia.
"Contamos con leyes educativas que proclaman principios grandiosos, pero en la práctica, no cumplen su función", evalúa. Considera que este es el "principal obstáculo" que enfrentan. "Y además, parece que nos espera un largo camino por recorrer para lograrlo", lamenta.
La escasa inclusión laboral
Agustín Matía continúa señalando el segundo gran desafío: el ámbito laboral. "La tasa de empleo y la inclusión laboral común son notablemente bajas", explica. Dado que no existen registros oficiales sobre la empleabilidad de personas con síndrome de Down, Down España estima que en nuestro país hay entre 20.000 y 24.000 individuos con esta condición, de los cuales solo el 5% tiene empleo ordinario. "No creemos que lleguen a ser más de 4.000 personas", comenta el director gerente.
Según Down España, "esta situación es alarmante y evidencia claramente lo lejos que estamos de lograr una inclusión laboral razonable. Estos datos indican que las personas con síndrome de Down son marginadas y que su acceso al empleo común está muy lejos de alcanzar un trato justo e igualitario con el resto de la sociedad española".
No hay datos oficiales
Al ser preguntado sobre la falta de datos oficiales, Matía señala que este es "el mayor problema". Lamenta la ausencia de registros específicos sobre personas con síndrome de Down, tanto en términos de población como de empleo y salud. "Siempre se les ha agrupado dentro del ámbito general de la discapacidad, lo que nos obliga a hacer estas estimaciones", lamenta.
Para Down España, "esta falta de precisión refleja claramente la discriminación que enfrenta un grupo de personas que, como colectivo único, tienen necesidades distintas que requieren medidas específicas para garantizar su inclusión laboral y social. Esta falta de visibilidad conlleva a menudo una superposición de sus derechos con los de las personas con discapacidad en general".
Luchas por políticas de empleo inclusivas
Según Down España, el principal problema para la baja inclusión laboral de las personas con síndrome de Down radica en que "las políticas de empleo se han enfocado en estructuras de empleo protegido en lugar de la inserción laboral ordinaria con sistemas de apoyo".
Además, las personas con síndrome de Down tienen una esperanza de vida menor que las personas sin discapacidad, con un máximo de alrededor de 62-63 años, y tienen una alta probabilidad de desarrollar la enfermedad de Alzheimer.
A partir de los 40 años, la mayoría de las personas con síndrome de Down comienzan a experimentar síntomas de envejecimiento prematuro. Por tanto, las asociaciones están impulsando su incorporación temprana a la vida adulta.