La menstruación es uno de los grandes tabúes de la sociedad y cuando algo se convierte en un tabú, todo lo relacionado con ese tema se esconde, se trata con el mayor secretismo posible. El problema es que la menstruación es una constante en la vida de las mujeres durante su etapa fértil; el desconocimiento acaba provocando que estas aguanten más dolor del que realmente deberían, o que escondan todo lo relacionado con el tema por sentirlo como algo "sucio". Y nada más lejos de la realidad.
Porque la menstruación no es algo sucio, no es un desecho; es una forma que tiene nuestro cuerpo de avisarnos de que todavía no está gestando una vida en su interior, pero podría estar totalmente preparado para hacerlo. A lo largo de los siglos, ha habido culturas que han llegado a divinizar todo lo relacionado con la menstruación. Adriana Figueras cuenta en su libro 'Ritos menstruales en las tradiciones históricas', que para los lamas tibetanos "la primera menstruación de una joven era la medicina más potente de la comunidad". No solo eso, sino que "el lunar rojo que las hindúes se pintan a la altura del entrecejo simboliza la visión que las mujeres adquirimos durante el sangrado menstrual".
Antiguamente, la sangre menstrual se asociaba con la vida, con la posibilidad de crear nuevos seres vivos; ahora mismo, no obstante, esta sangre es visto como un desecho más, como algo de lo que las mujeres deben avergonzarse. Quizás por eso sorprende tanto que haya mujeres como Maanee Chrystal, que no solo no se avergüenza de su menstruación sino que además la bebe sin ningún tipo de problema.
Chrystal es australiana, y estudió psicopedagogía holística. Ahora mismo, da clases de Tantra en Tailandia, con lo cual podemos considerar que su vida ha sido bastante interesante. Pero lo que más ha llamado la atención de la gente durante estos últimos días es el hecho de que Chrystal, en su web personal, ha afirmado que bebe su sangre menstrual todos los meses. No solo eso, sino que también ha asegurado que desde que comenzó a hacerlo, se encuentra mucho mejor dentro de su propio cuerpo. Incluso sus dolores menstruales han disminuido notablemente, afirma ella.
Los beneficios de beber sangre menstrual
En un vídeo que Chrystal ha subido a internet (y que ha reproducido PlayGround), confiesa que "lo primordial sobre esta práctica es reconocer que no es algo sucio, y que la sangre es una cosa sagrada y hermosa". Socialmente, tenemos tan asimilado que la sangre menstrual no es más que sangre que la vemos como algo sucio, como un desecho más del cuerpo. No es algo que siempre haya sido así, como ya hemos visto, sino algo que nuestra sociedad ha adoptado como veraz. Y eso lo explica ella también en su propio vídeo, cómo nos influye la cultura en la que nos hemos criado.
"Debido a la domesticación de la forma en la que vivimos, el flujo sanguíneo es muy fuerte. No deberíamos sangrar de 5 a 7 días", explica Chrystal. Esta pérdida de sangre la asocia con una pérdida de energía, algo que nuestro cuerpo debería poder reponer de alguna forma. "La práctica de beber la sangre menstrual es una forma de decirle a nuestro cuerpo que queremos conservar nuestra sangre dentro", comenta la psicopedagoga. Lo cierto es que estamos hablando de una práctica que puede ser considerada conflictiva, puesto que no ha sido avalada de forma científica por ningún especialista. Tampoco ha sido desmentido hasta el momento, con lo cual queda en una especie de terreno intermedio donde puede ser tan posible su veracidad como su falsedad.
Eso sí, Chrystal advierte algo: "El mejor momento de beber la sangre menstrual es cuando está bonita y roja, no cuando está marrón". Y una vez dicho esto, procede a beber de su copa menstrual.
En su página web explica detalladamente el porqué ha cambiado su vida comenzar a beber su propia sangre menstrual, y por qué no se plantea dejar de hacerlo. Para ello da cuatro razones, tan convincentes que seguro que habrá quien se lo plantee; por desgracia, los tabúes y las directrices sociales son tan fuertes que ese planteamiento desaparecerá de forma casi instantánea, tachando a Chrystal de loca.
La primera razón que ha dado es que sus reglas han disminuido considerablemente, y si antes sangraba durante siete días, ahora tan solo sangra durante dos o tres. Según la Agama School, la escuela tántrica de la que Chrystal forma parte, la sangre que ahora mismo pierden las mujeres durante su menstruación es anti natural, y está muy relacionada con el estilo de vida que las mujeres tenemos en Occidente; al perder tanta sangre, también nos encontramos más débiles. Además de tener una menstruación más corta, asegura que ya no siente ningún tipo de dolor.
Su segunda razón es que "tenemos que reeducar nuestro cuerpo y hacerle entender que no queremos perder tanta sangre". Pero este educar el cuerpo no es cosa de un día para otro, sino que requiere tiempo y seguir un proceso. Lo primero que hizo fue dejar de usar tampones y compresas, y pasarse a la copa menstrual, un método considerado mucho más saludable. "La regla es inherente a la mujer, es parte de nuestra feminidad y la forma que tenemos de relacionarnos con ella dice mucho acerca de nosotras", explica. Le gusta estar en contacto con su propia menstruación, sentir que es algo divino. Independientemente de que la regla sea algo divino o no, lo cierto es que se ha demostrado en más de una ocasión que tanto los tampones como las compresas incluyen demasiados químicos, y pueden acabar causando infecciones; la copa menstrual, en ese sentido, es mucho más natural.
Ella no comenzó bebiéndose su sangre menstrual sin más porque, como a todo el mundo, le parecía desagradable. Es por esto que comenzó por chuparse un dedo y, poco a poco, fue entendiendo que era algo natural y que no debía sentir ningún asco. Esto la lleva, a su vez, a su tercera razón: "Cuando comemos carne de un animal ingerimos su sangre, así que, ¿por qué no vamos a tomar la nuestra?".
Su última razón es sencilla: "El cuerpo es un templo, y la regla algo sagrado". "Mi flujo ha disminuido mucho y la conexión que tengo con mi cuerpo es mucho más profunda ahora. Me encanta beber mi sangre, me hace sentir viva y estoy más sana que nunca. Me siento orgullosa sabiendo que vuelvo a ingerir los nutrientes perdidos en mi cuerpo. Creo que el cuerpo es un templo y la regla algo sagrado". Pero si Chrystal tiene algo claro es que debe ser cada mujer la que decida lo que hacer en cada caso; debe ser cada una, individualmente, la que decida si está dispuesta a hacerlo o no.