Si hace nada Eurovisión se veía envuelto en la polémica por la prohibición de banderas regionales como la ikurriña en el recinto del festival, la afición deportiva se veía conmovida poco después porque la Delegación de Gobierno pretendía prohibir las banderas esteladas (banderas independentistas catalanas) en la final de la Copa del Rey que se celebra este domingo en Madrid entre el Barcelona y el Sevilla. Finalmente, el juez ha aceptado el recurso contra esta decisión y ha autorizado las esteladas, ya que "en ningún caso ha resultado probado que la exhibición de la estelada pueda incitar a la violencia, el racismo, la xenofobia o cualquiera otra forma de discriminación".
La prohibición podría haberse considerado una mera aplicación de la ley 19/2007, aprobada por el gobierno de Zapatero. No obstante, detrás de ello había argumentos más políticos que meramente administrativos.
La ley en cuestión, bajo el nombre de Ley contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte, se centra precisamente en eso: la violencia y el racismo. La estelada es una bandera política. No es una bandera del Estado Islámico o una bandera de ETA que, en efecto, son banderas que fomentan la violencia y están explícitamente prohibidas por el ordenamiento jurídico. Por tanto, hay varios motivos, como veremos a continuación, por los que la estelada nunca se debía haber prohibido.
1 La aplicación de la ley está muy cogida por los pelos
Los argumentos utilizados para aplicar la ley es que, según la Delegación de Gobierno, el orden público puede ser vulnerado por unas banderas.
En 2007 salió la ley que regula la seguridad en este tipo de eventos deportivos para la lucha contra la violencia y el racismo. Y es bastante explícita al respecto. En su artículo 2.1 define qué es violencia e intolerancia. En ese apartado habla sobre trifulcas, riñas, amenazas e incluso especifica que insultos como "putos catalanes/vascos/madrileños" llevan un comportamiento intolerante, en este caso de índole geográfica.
No obstante, es muy aventurado suponer que una bandera independentista fomente per se cualquier forma la violencia o los insultos. Sería como si sacar una bandera española nos llevase a decir "putos gabachos" en recuerdo a la Guerra de Independencia.
2 La estelada no es una bandera que promueva la violencia
La estelada ('estrellada', en catalán) es una bandera diseñada en 1918 por un marino (Vicenç Albert Ballester) que tomó como referencia la bandera cubana, un estado que se había desligado 20 años antes de España, en 1898. Ese mismo icono fue utilizado posteriormente con variaciones a lo largo de los años. Una de esas variaciones sí la utilizó el grupo terrorista Terra Lliure. No obstante, esa organización terrorista fue desmantelada en el año 95, hace más de 20 años.
Hoy en día es una bandera utilizada por toda Cataluña en muchos balcones y esto no es un signo de violencia u opresión, como tampoco lo es la gente que saca su bandera monárquica o extranjeros que colocan la de su país. Bien es cierto que tildar a la bandera de democrática como hace la cúpula de la Generalitat es decirle algo que no es porque nadie la ha votado a nivel oficial (todavía). Aunque tenga un uso popular, sigue sin ser 'democrática' como tampoco lo son las banderas de los clubs de fútbol (y no pasa nada por ello). Pero no es una bandera violenta.
3 Hasta el PP de Cataluña piensa que no es bueno prohibir las esteladas en Madrid
El jefe del PP de Cataluña, Xavier García Albiol, conocido por su lema electoral de "Limpiando Badalona", ha declarado que está en contra de prohibir cualquier bandera. Obviamente, esto podría provocar que a buena parte de los catalanes les diese más tirria la bandera monárquica española.
4 Porque la delegada del gobierno no conoce el efecto Streissand
La delegada del Gobierno en Madrid, Concepción Dancausa, parece que no conoce el efecto Streissand donde, cuando alguien intenta tapar un error, se le vuelve en contra y genera un conflicto mucho mayor del que inicialmente había.
Con sus palabras "el deporte en general y el fútbol en particular no tienen que convertirse en escenarios de confrontación política" evidencia que no sabe que justo acaba de crear un conflicto político, con mayor impacto incluso que cuando las prohibió en el partido de noviembre entre el Barça y el Madrid.
5 Porque no hace falta darles más razones para moverse a los independentistas
El President de la Generalitat, Carles Puigdemont, llegó a declarar que no asistiría a la final de la Copa del Rey en protesta a este movimiento más político que administrativo. Junto con él, otros políticos catalanes decidieron no asisitir. Este incidente vuelve a unir a la coalición de Junts pel Sí en un momento en el que se había visto tensión entre ERC y Convergència por los presupuestos de la Generalitat para 2016.
Por otro lado, la Assamblea Nacional Catalana (una asamblea que fue presidida por la hoy presidenta del parlamento catalán) y el Òmnium Cultural (una asociación cultural pro-independentista) decidieron darle la vuelta a la tortilla y repartir 10.000 banderas del modelo de referencia independentista, Escocia.
No obstante, quién sabe si la Delegada del Gobierno hubiese a llegado a prohibir también las banderas escocesas por los mismos motivos que le permiten a ella juzgar qué genera conflicto y qué no.
6 Porque le da coba a Ciudadanos a meter la gamba
Respecto a este tema, Albert Rivera ha comentado que es un "asunto de la UEFA" en referencia a una multa que ha recibido el FC Barcelona respecto a unas esteladas en su campo de fútbol. Lamentablemente para él, la Copa del Rey no está organizada por la UEFA sino por la RFEF (Real Federación Española de Fútbol) y, por tanto, no se puede amparar en las claves de una organización basada en Suiza para la celebración de un torneo.
Asimismo, el líder de la formación ha aclarado que un partido de fútbol no es lugar para políticas, que él no llevará una bandera de Ciudadanos al partido. La duda queda en si, llegado el poder, lo incluiría también en la legislación o si lo dejaría al entender de cada cual.
7 Porque ya se han usado hace unos años y no hubo disturbios
Hagamos memoria: en 2012 se jugó el final de la Copa del Rey en el mismo Vicente Calderón y se disputó entre el Atletic de Bilbao y el FC Barcelona. Es recordado ese año los pitos que hubo al himno nacional. No obstante, sí se dejaron pasar esteladas.
De hecho, se le preguntó a la entonces Delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes (hoy Presidenta de la Comunidad de Madrid) sobre este hecho y declaró ante Antena 3 que la Policía no retiraría ninguna bandera o pancarta con contenido ideológico porque sería una "cosa ilegal" así como que "iría en contra de la libertad de la expresión". En aquel entonces también se referían a imágenes de Urdangarín encarcelado o elefantes en referencia a las polémicas de la Casa Real.
Y la ley aplicada es la misma. Así que claro: ¿hay ahora dos varas de medir? ¿Ha cambiado la situación política como para que una bandera estelada vuelva a representar al grupo terrorista Terra Lliure, cuya bandera es diferente?
8 No está bien que la delegada del Gobierno tome decisiones políticas
Si bien es cierto que el puesto de Delegada de Gobierno es un puesto político (asignado por el Gobierno, hoy en funciones) su papel no debería ser más que meramente administrativo dado que la función politica 'real' está en el propio Gobierno, Presidencia y el Ministro de Interior, que, para más INRI, está hoy en un puesto interino.
Lo que ocurre es que estas decisiones políticas se toman como decisiones meramente administrativas y están lejos de serlo.
9 Porque la política y el deporte no son dos compartimentos estancos
Aunque se nos quiera hacer pensar eso, la política y el fútbol han estado siempre entrelazados. Desde pelotazos urbanísticos (las Cuatro Torres de la Ciudad Deportiva del Madrid) hasta los múltiples escándalos de la FIFA, pasando por las connotaciones Espanyol-Barça. El propio FC Barcelona explica en su web que lo de més que un club bebe de sus raíces catalanas. Hablar al final de deporte suponiendo que no hay un contexto político alrededor es iluso.
