Las primarias del Partido Republicano han entrado en un estado de caos absoluto tras la irrupción de Donald Trump en los primeros puestos de los sondeos. La posibilidad de que el estrafalario millonario llegue a liderar la candidatura conservadora a la Casa Blanca para 2016 ha levantado tal revuelo mediático que la campaña del resto de posibles candidatos ha quedado oculta tras las extravagancias de quien hasta hace bien poco regaba con millones la Fundación Clinton. Exabruptos contra los inmigrantes, chistes machistas y una ausencia total de alternativas para Estados Unidos son el leitmotiv de su candidatura. Pese a ello, Trump podría liderar la alternativa al Partido Demócrata. Como ya comentábamos, lo que parecía una broma de mal gusto está yendo demasiado lejos. ¿Realmente puede llegar a la Casa Blanca? Parece improbable, más cuando enfrente tiene a una rival de peso como Hillary Clinton.
La principal alternativa a una eventual llegada de Trump a la Casa Blanca tiene varios frentes abiertos, alguno bastante peligroso para su candidatura. Contra ella juegan que lleve toda su vida en política, errores imperdonables como lo ocurrido en Benghazi y los tejemanejes de la fundación que creó con su marido, el expresidente Bill Clinton. A su favor juega con otras bazas muy importantes como cierta cohesión en torno a su candidatura al no haber un rival de peso de momento, la buena marcha de la economía con los demócratas en el poder y el apoyo claro de algunos sectores sociales (hispanos, afroamericanos, minorías sexuales, votantes urbanos...) que serán determinantes para afrontar las elecciones una vez se decida quién lidera la candidatura de cada partido.
Aquí las cinco razones por las que Hillary Clinton será la primera Presidenta de los Estados Unidos:
1 Todos la conocen
Que te conozcan es un factor positivo de partida en unas elecciones. Si nadie sabe quién eres difícilmente podrán votarte. Hillary Clinton es muy conocida en Estados Unidos, es innegable. Siendo esto así, nadie puede negar tampoco que sus puntos negros en el historial político también son de sobra conocidos por todos y serán un recurso muy útil que usarán los republicanos para desacreditarla. Despierte pasiones o no, lo que es cierto es que al menos despierta sentimientos, algo que en el caso de los candidatos republicanos -con la excepción de Trump- no puede decirse.
2 Ya es hora de que una mujer lidere el país
Sí, sería la primera mujer y ya va siendo hora. Si Barack Obama marcó un hito al ser elegido siendo el primer presidente negro de los Estados Unidos Clinton podría conseguir otro al ser la primera mujer que alcanza la presidencia. Diferenciarse del clásico perfil -y un tanto antiguo, para qué negarlo- de hombre blanco cincuentón de éxito parece dar réditos electorales.
Frente a ella, gane quien gane, se encontrará sí o sí con un hombre con ese perfil que, además, tendrá posiciones conservadoras en temas sociales como el aborto que le facilitarán bastante conectar con los sectores clave en la población para ganar las elecciones. Clinton es la mejor candidata posible para liderar ese cambio. Si las mujeres votan a los republicanos en menor medida que los hombres por el continuo desprecio que sufren en las políticas que proponen y llevan a cabo, ¿qué impediría a las mujeres votar en masa por una mujer que además defiende sus intereses con claridad? La batalla por el voto femenino estaría prácticamente ganada de partida si Clinton es candidata como apuntan todos los sondeos.
3 Sus propuestas sociales conectan con la mayoría
Seamos honestos, el Partido Republicano mantiene posiciones demasiado alejadas de lo que desea la mayoría de estadounidenses en política social aun incluso considerando el conservadurismo que aún existe en gran parte de la población.
Algunos candidatos como Marco Rubio niegan la posibilidad de abortar a las mujeres incluso en casos extremos. Otros como el antiguo gobernador de Arkansas, Mike Huckabee, directamente abogan por aplicar la constitución -no especificó demasiado- para evitarlo. Declaraciones que allanan el camino de vuelta de Hillary al Despacho Oval.
En lo referente a las políticas LGBT es complicado diferenciar las posiciones de los candidatos. Hay consenso en no terminar con la prohibición de los transexuales en las tropas estadounidenses y cierto acuerdo en que la reciente decisión del Tribunal Supremo que legalizaba el matrimonio entre personas del mismo sexo es una decepción. Los republicanos mantienen posiciones todavía demasiado conservadoras para lograr conectar con los nuevos votantes jóvenes que se incorporan elección a elección al censo electoral. Vaya, que sus ideas son tan viejas como sus votantes y a este paso van a tener complicado llegar al poder.
Para intentar diferenciarse, algunos candidatos han lanzado guiños hacia ese sector de la población con comentarios desafortunados como el lanzado por el candidato Josh Kisich: "Hace poco fui a una boda de un amigo que era gay". En el Partido Republicano eso logra diferenciarse de las tesis ultraconservadoras del resto, pero para el colectivo LGBT puede resultar hasta insultante. Se agradece el intento, pero keep trying.
Frente a ellos el Partido Demócrata presenta una hoja de resultados en favor de la igualdad que puede resultar insuficiente todavía pero que supone, en todo caso, un gran avance frente a la situación anterior.
4 Está preparada (mucho)
Hillary Clinton ya lo intentó frente a Obama y fracasó. Ahora parece que irá a por todas. Su curriculum es envidiable y puede hacer frente sin problemas al de cualquiera de los posibles oponentes republicanos y de su propio partido. Se le critica por ser parte del "establishment" de la política de Estados Unidos, pero a la vez quienes lo hacen no pueden negar que ese bagaje político es inigualable.
Sabe cómo funciona la Casa Blanca -vivió en ella durante años con su marido- y sabe cómo lidiar con la política exterior de la primera potencia mundial. Estudió en Yale, donde ya empezó a demostrar sus dotes políticas y conoció a Bill y que a la postre se convertiría en Presidente antes que ella. Trabajó además en la campaña de tres presidentes y ha sido senadora y Secretaria de Estado, entre otras muchos cargos.
Destaca además su labor en favor de la reducción de las tasas de mortalidad infantiles, las ETS y su lucha por la igualdad de las mujeres en lo referente a los salarios o la violencia de género con posicionamientos claros y discursos enérgicos que han logrado cambiar la realidad de Estados Unidos.
5 Es la única que puede evitar que Trump llegue a la Casa Blanca
Que a nadie se le olvide. Trump podría ser presidente si gana las primarias y no encuentra rival demócrata de peso que lo evite. Sí, Trump. Presidente. Trump. Parecen términos antitéticos. Sin desmerecer todas las anteriores este motivo debería ser por sí mismo suficiente para que los estadounidenses acudan en masa a evitarlo.
El país más poderoso del mundo -al menos de momento- no puede permitirse que alguien como Trump llegue a la presidencia. Tan simple como eso, a pesar de que Los Simpson hace ya unos cuantos años vaticinasen su victoria. Esperemos que todo quede en pura ficción.