Los problemas cardiovasculares continúan siendo la primera causa de muerte en España, dejando más de 120.000 fallecidos cada año, lo que supone el 24,3% de los fallecimientos totales. Según el SEC (Sociedad Española de Cardiología), "por cada muerte por COVID-19 se producen al menos tres o cuatro por enfermedad cardiovascular".
Aunque cada año se vaya reduciendo el número de defunciones, es aún muy frecuente que las patologías cardíacas se den entre los jóvenes. En este sentido, hay dos investigaciones recientes que son capaces de predecir el riesgo de infarto de una determinada persona a través de una simple prueba: observar los vasos sanguíneos de la retina.
La prueba
La retina es la única del cuerpo humano donde los vasos sanguíneos son visibles y antes de esta investigación ya se conocía que su observación puede aportar datos sobre nuestra salud.
Y es que se ha creado un tipo de Inteligencia Artificial (IA) que es capaz de predecir mediante un escaneo ocular un futuro ataque cardíaco. Fue encontrada por unos investigadores de las Universidades de Leeds (Inglaterra) y Leuven (Bélgica)
Es un software que se utilizaría en un centro oftalmológico y que permitiría derivar al paciente a un cardiólogo con el tiempo suficiente. Además, es muy asequible. "Se trata de una técnica que, aunque no tan precisa, sí es más económica que otras pruebas", explica el Profesor de la Universidad de Leeds, Álex Frangi.
No es la más fiable porque más efectivo sería observar directamente el corazón y su comportamiento, pero las técnicas empleadas son mucho más invasivas y costosas (rayos X, resonancias magnéticas o el TAC).
Frangi explica que "con la IA, al tomar una imagen de todo el fondo, aprendemos de alguna manera cuáles son esos patrones cambiantes". Los investigadores informan de que cuando se da un cambio de los capilares (anomalías microvasculares en la retina), se puede pronosticar un infarto con hasta 12 meses de antelación.
El estudio
Se utilizaron datos ofrecidos por el 'UK Biobank' (Biobanco de Reino Unido), lo que permitió a los investigadores acceder a 80 mil pacientes que tenían imágenes de fondo de retina y 50 mil con resonancia magnética.
Durante la investigación, más de cinco mil personas fueron analizadas, entre ellas las que sabían que habían sufrido algún infarto. Escanearon sus globos oculares y monitorizaron el estado de sus corazones, lo que permitió a la IA aprender patrones para poder asociar problemas de la retina con los cambios producidos en el corazón.
Los resultados se ofrecen con una precisión de entre el 70% y el 80%. Además, se comprobó que el aumento del ventrículo izquierdo del corazón se podía captar mediante los patrones de las imágenes de los ojos.