"La cárcel de Junqueras y exconsellers no nos ayuda, exacerba el voto separatista". Esas han sido las palabras textuales que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha pronunciado durante la celebración de un Consejo de Ministros para tratar la crisis catalana, según apunta OKDiario.
Desde la formación conservadora se esperaba que la aplicación del 155 para adelantar elecciones mitigara en cierta parte al movimiento independentista, mientras se hacía campaña de forma atractiva para atraer al voto constitucionalista.
Sin embargo, el líder del PP considera que es muy complicado enfrentarse a una candidatura sobre cuya cabeza más visible, Carles Puigdemont, pesa una euroorden de busca y captura a cuenta de la declaración de independencia del pasado 27 de octubre.
En la actualidad permanecen en prisión seis consejeros del Govern y el vicepresidente Oriol Junqueras. Los cuatro exconsejeros junto a Puigdemont que huyeron a Bruselas ya están en busca y captura con orden de extradición para ser encarcelados de manera preventiva en una cárcel española. El único que permanece en libertad es el extitular de Empresa, Santi Vila, que pagó la fianza de 50.000 euros a la que tuvo acceso por dimitir un día antes de la DUI.
Desde La Moncloa se intentó, al parecer, que el Ejecutivo saliente no fuera a prisión. Rajoy llegó a decir que sería "un honor" ganar a Puigdemont en las urnas. Sin embargo, la jueza Carmen Lamela acostumbra a desconectarse los días previos a la apertura de una causa y, al parecer, no atendió a los argumentos que se esgrimieron desde el Gobierno central: no aceptó las presiones.
La prisión del Govern fortalece a las siglas independentistas
Ahora, Rajoy teme la candidatura única del independentismo, que ya se está negociando bajo unas siglas únicas y que llevaría como único punto del programa electoral la proclamación de la República Independiente de Cataluña.
Los soberanistas superaron por la mínima el 48% de los votos, pero la famosa ley d'Hont permitió que obtuviese una cuantía de escaños superior al constitucionalismo. Ahora, la situación podría cambiar determinantemente y sería muy complicado vender el argumento de que, al menos, habría que celebrar una consulta pactada.
Por otro lado, si Puigdemont se presenta desde la cárcel y gana, costaría convencer a nadie de que el presidente que ha sido elegido en las urnas gobierna desde Estremera o Soto del Real.
Rajoy sabe que el independentismo centrará su campaña en lo que consideran 'presos políticos', un argumento que permitirá convencer a muchos votantes de la conveniencia de votar a siglas independentistas. Sobre todo, porque muchos de los ciudadanos apoyan a estos partidos por cuestiones políticas y no identitarias (tan solo un 13% de los catalanes no se siente en ningún caso español).
En el otro lado de los comicios quedan las formaciones que reniegan de la independencia. Sin un frente común, es difícil enarbolar un relato atrayente y fuerte que sea capaz de unir en contra de la separación entre Cataluña y el resto de España.
En el PP, además, enfrentan un dilema muy controvertido: lo que permitiría salvar la crisis catalana y ganar votos en la región; podría perjudicarles a la hora de conseguir votos en muchos territorios del país (y sobre todo, entre los sectores más conservadores).
Mientras tanto, la campaña electoral de cara al 21-D continúa hacia adelante y parece que contará con la participación de todos los grupos políticos que configuraron el anterior Parlament, a pesar de las reticencias iniciales.