En el año 2011 Mariano Rajoy cogía el relevo a José Luis Rodríguez Zapatero como presidente del Gobierno. A su llegada, las cuentas de la Seguridad Social estaban saneadas y sin ningún tipo de deuda, contando con un elevado patrimonio que había ido aumentando poco a poco durante la legislatura de Zapatero, aunque en el último año descendió levemente.
Sin embargo, los números de las cuentas de la Seguridad Social comenzaron a caer en picado a partir de 2012, posicionándose en la actualidad en un nivel tan escaso que resulta más que preocupante. En concreto, el patrimonio neto de la Seguridad Social alcanzó números rojos situándose al cierre del ejercicio de 2016 en -176 millones de euros, unos datos que, según el instituto de previsión, supondrían la disolución si se tratara de una empresa privada.
Toda esta pérdida patrimonial que refleja hoy en día la Seguridad Social coincide con todo el dinero que el gobierno de Rajoy ha sacado de la denominada hucha de pensiones (Fondo de Reserva de la Seguridad Social), unas reservas que han ido en detrimento hasta estar casi agotadas. Este fondo alcanza en la actualidad unas cifras de 11.600 millones de euros, cuando a la llegada de Rajoy al gobierno se encontraba en casi 67.000 millones de euros.
Una de las causas de tanta pérdida es la creación de empleo de baja calidad
Una de las principales causas de la pérdida de dinero en la cuentas de la Seguridad Social se debe al modelo de creación de empleo de baja calidad desarrollado por Mariano Rajoy. Cuando se puso al frente de Gobierno fueron muchos los cambios que introdujo, pero uno de los más importantes fue la reforma laboral lanzada a principios de 2012.
La creación de empleo siempre ha supuesto una de las grandes preocupaciones de la sociedad y desde el gobierno de Rajoy intentaron poner freno al aumento del paro con una ley que lo único que consiguió fue generar empleos de baja calidad. Con el tiempo la cifra de afiliados a la Seguridad Social ha mejorado, sin embargo, los nuevos cotizantes no generan la misma cantidad de dinero que antaño, cuando aportaban mucho más dinero a las cuentas de un sistema que es el sustento principal de las pensiones.
De este modo, la bajada de los salarios, la precariedad laboral y la elevada cifra de paro que todavía impera en España no contribuyen a asegurar el mantenimiento de las cuentas de la Seguridad Social, esas que permiten pagar las pensiones y garantizar el futuro de muchas personas.