El actual alcalde de Torres Torres (Valencia) se llama Rafael Gil Ballester y acaba de ser condenado a siete años y once meses de prisión por un total de seis delitos, entre los que se encuentra el tráfico de drogas. No obstante, ha cerrado un acuerdo con el Ministerio Público que le permitiría no entrar a prisión, siempre y cuando los jueces lo admitan.
Gracias al pacto firmado con la Justicia, Gil ha evitado la petición de treinta años de prisión realizada por la Fiscalía. La Justicia le ha rebajado la condena a siete años y once meses. Y, gracias a la reforma del Código Penal aprobada en 2015, tendrá la posibilidad de suspender su entrada en prisión.
Gil fue elegido en el año 2015 por el PSOE, que le expulsó un año más tarde, su detención por formar parte de una importante red de narcotráfico. Esta red se encargaba de producir marihuana en nuestro país y, usando camiones de la empresa de transporte de Gil, la enviaba camuflada a Lituania. Desde allí, se iba redistribuyendo por el resto de países nórdicos.
Por haber formado parte de esta organización criminal se le pedían siete años de cárcel, pero estos han sido rebajados a dos. Gil no ha dudado en confesar otros cinco delitos: encubrimiento, blanqueo, delito contra los derechos de los trabajadores, malversación y tráfico de drogas. Al haber confesado, se le ha rebajado la pena correspondiente a todos y cada uno de ellos. Además, el Ministerio se ha encargado de retirar las acusaciones de cohecho y falsedad documental que pesaban sobre él.
Pese a todo, la intención de Gil es clara: quiere acabar con su legislatura y, tras eso, volver a presentarse. "Lo de los treinta años era una locura, nano. Tú no me conoces, pero yo soy buena persona", le explicó a un periodista del medio El País.
Quiere continuar con su trabajo como alcalde
A Gil le es indiferente continuar su alcaldía con un partido político u otro, algo que ya demostró al pasarse del PP al PSOE hace unos años. Durante una conversación intervenida que mantuvo por teléfono, Gil avisó a su interlocutor que no podía darle muchos detalles sobre la operación de blanqueo que estaba llevando a cabo porque su teléfono podría "estar pinchado". Sí le dijo que no descartaba presentarse como alcalde en las elecciones de 2019, debido a que su abogado sostenía que la inhabilitación aún no era firme.
"¿Qué tiene esto que ver con mi gestión pública? Yo estoy haciendo una gestión magnífica, el pueblo lo estoy dejando nuevo y la gente está contenta. ¿Esto es una mancha? Sí, y hay que limpiarla, pero yo no he hecho nada", ha señalado Gil, plenamente convencido de sus palabras.