La Federación Saudí de Tenis (STF) anunció este lunes 15 de enero por medio de sus canales oficiales que Rafael Nadal será el nuevo embajador de dicha entidad. El tenista, de 37 años y que enfila la recta final de su carrera, ha llegado a un compromiso con Oriente Medio con objetivo de consolidar "un compromiso a largo plazo para ayudar al crecimiento del deporte e inspirar a una nueva generación de tenistas en Arabia Saudí". A cambio, continuará con la expansión del proyecto de su academia en suelo saudí.
En su comunicado, la SFT presume de que Arabia Saudí "es uno de los países de más rápido crecimiento del mundo, donde el deporte está siendo una parte cada vez más importante de la vida diaria, especialmente para los 20 millones de habitantes del reino menores de 30 años". El desembarco de Nadal reafirma la estrategia política del país árabe de convertir el deporte en una herramienta geopolítica. Ahora es el tenis, pero antes han sido el fútbol, el golf o la Fórmula 1.
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"Evolución y progreso"
"Mires donde mires en Arabia Saudí, puedes ver crecimiento y progreso, y me emociona formar parte de ello. Sigo jugando al tenis porque me encanta. Pero más allá de jugar, quiero ayudar a que este deporte crezca en todo el mundo, y en Arabia Saudí hay un gran potencial", soltaba Nadal en su cuenta de X (Twitter).
Parece que el progreso se puede medir de diferentes maneras; algunos lo medimos en derechos e igualdad, y otros prefieren hacerlo en millones que uno puede acumular a costa de la dignidad de otras personas. Cuesta imaginar que, alguien tan acostumbrado a detectar cuándo una pelota ha tocado o no la línea durante tantos años, se le haya pasado por alto esta cuestión.
Algunas mujeres en las deslumbrantes tierras del sportwashing están cumpliendo penas de cárcel por una publicación en redes sociales. Todas ellas, incluso las sonrientes niñas que asistirán a su academia, tendrán que tener de por vida un tutor masculino y necesitarán de su permiso para viajar. Tampoco podrán negarse a tener relaciones sexuales con sus maridos porque la ley las obliga, lo que da a entender que las leyes de violación en el matrimonio las dicta el propio Gobierno.
Aún así, puede que Nadal ya sepa todo esto y le parezca que las violaciones de Estado, o la extraña costumbre que tienen de descuartizar a periodistas críticos, son parte del progreso que él ve mire por donde mire.
Amnistía Internacional
La noticia de colaboración de Nadal fue anunciada el pasado lunes, 15 de enero, y se vertieron numerosas críticas fundadas contra el tenista. Sin embargo, la polémica ha trascendido al plano merecido con la aparición de la ONG Amnistía Internacional, que ha instado públicamente al ganador de 22 'Grand Slams' a que utilice su nuevo papel como embajador de la STF como plataforma para hablar sobre la situación de los derechos humanos en el país asiático.