Estados Unidos ha matado con un dron al líder de Al Qaeda, Ayman al-Zawahiri, en una operación antiterrorista en Kabul, Afganistán. Así lo ha confirmado el presidente estadounidense, Joe Biden, asegurando que "se ha hecho justicia" y que el mundo ya no debe temer a este "asesino despiadado".
En una comparecencia televisada desde el balcón de la Sala Azul de la Casa Blanca, Biden se ha dirigido a "todos aquellos alrededor del mundo que quieren dañar a EEUU" y les ha asegurado que su país permanecerá siempre alerta y listo para actuar cuando se trate de defender la seguridad de los ciudadanos estadounidenses.
De nacionalidad egipcia y de 71 años, Al-Zawahiri falleció en un bombardeo perpetrado con un dron en una operación llevada a cabo por la CIA la mañana del pasado domingo en una residencia de Kabul, a las 6:18 hora local, cuando se encontraba en el balcón de la residencia en que se alojaba y el citado dron le disparó dos misiles Hellfire.
Según la Casa Blanca, únicamente el líder de Al Qaeda falleció en la operación, y no hubo ningún daño colateral, ni tan siquiera los miembros de su familia que con él se alojaban.
Quién era Al-Zawahiri
Ayman al-Zawahiri nació en Egipto en 1951 en una familia de clase media alta, creciendo en un barrio de El Cairo religiosamente diverso. Fue un joven estudioso, pero pronto fue influenciado por uno de sus tíos, muy crítico con el Gobierno, y por los escritos de Sayyid Qutb, uno de los principales teóricos del extremismo islamista del siglo XX.
Con 15 años fue detenido acusado de pertenecer a los entonces proscritos Hermanos Musulmanes, y más tarde se unió al grupo terrorista Yihad (Guerra Santa), nacido en Egipto a finales de los años sesenta. Mientras, continuó en su formación en Medicina y ejerció durante los años ochenta en una clínica.
La primera acción terrorista que se le imputa es haber participado en 1981 en el asesinato del presidente egipcio Anuar el Sadat (1970-1981) durante un desfile militar en El Cairo, por lo que pasó tres años en la cárcel. Tras ser liberado, llegó a Arabia Saudí, centro de difusión del islam más rigorista, purista e intransigente y a Pakistán, donde en Pesháwar se fundó Al Qaeda.
Su primer encuentro con Bin Laden, de quien durante años fue su más próximo colaborador, fue en 1985 en Pesháwar, donde coincidieron para organizar el traslado de 20.000 combatientes voluntarios árabes contra la ocupación soviética de Afganistán. De esa época data la fundación de Al Qaeda, creada para combatir el régimen prosoviético de Kabul, y origen del Frente Islámico Mundial para combatir a los "cruzados" y a los "judíos", cuya carta fundadora fue firmada en 1998 conjuntamente por Bin Laden y Al-Zawahiri.
Tras la muerte ese mismo año en un atentado de Abdulah Azzam, mentor religioso de Bin Laden, Al-Zawahiri se convirtió en el ideólogo del grupo y se trasladó a los campamentos de adiestramiento de Al Qaeda en Afganistán. Un año después, fue uno de los firmantes de la fatua (edicto religioso) de Bin Laden, en la que se ordenaba atacar los intereses de Estados Unidos en todo el mundo.
Aunque carecía del carisma de Bin Laden, el egipcio se convirtió en la fuerza intelectual y estratégica tras la organización terrorista. "Matar a los estadounidenses y a sus aliados, civiles y militares, es un deber individual para cada musulmán que puede hacerlo en todos los países en los que es posible hacerlo", escribió en un manifiesto de 1998.
Tres años más tarde, pondría esas palabras en acción con la planificación de los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra el World Trade Center y el Pentágono. Tras los atentados del 11-S, la Interpol ordenó su busca y captura, bajo la acusación de acciones terroristas en Egipto y de ser "una de las cabezas de Al Qaeda", y el FBI lo puso en su lista de más buscados con una recompensa de 25 millones de dólares por información que llevara a su arresto.
Tras la muerte de Bin Laden en 2011, Al-Zawahiri tomó el mando de la organización, que se vio reducida a una red con muchas ramas pero sin un liderazgo central, debilitada por las sucesivas pérdidas de sus comandantes y la supuesta mala salud del egipcio. Durante sus años de liderazgo, Al Zawahiri ha visto cómo Al Qaeda se ha ido alejando cada vez más de sus objetivos y le ha surgido un gran rival, el grupo Estado Islámico (EI), nacido de una escisión de su organización.