Allal El Mourabit, nacido en Marruecos pero con nacionalidad española, llevaba años en la mira de los servicios de inteligencia. Su historial lo vinculaba con el terrorismo yihadista y con intentos de unirse a Daesh en Siria.
Sin embargo, tras pasar dos años en prisión, su radicalización se intensificó. Ahora, las fuerzas de seguridad lo señalan como el responsable de tres asesinatos cometidos en Navarra y Lleida entre noviembre de 2023 y enero de 2024.
Su trayectoria llamó la atención del CNI y la Guardia Civil hace más de una década. Conduciendo un camión, se movía con facilidad y generaba constantes quebraderos de cabeza a los investigadores.
Su detención en 2017 evitó su desplazamiento a zona de conflicto y lo llevó a juicio en la Audiencia Nacional. Allí se mostró desafiante, comparando sus viajes a Turquía con los de jueces a Cartagena de Indias en un caso mediático.
Fue condenado a cinco años de prisión por enaltecimiento del terrorismo y tentativa de traslado a territorio terrorista, aunque solo cumplió dos años en prisión preventiva. En libertad, mantuvo su actividad en redes sociales, donde publicaba vídeos burlándose del sistema judicial español.
No tardó en ser arrestado nuevamente en 2019 al encontrarse en su poder material propagandístico de grupos extremistas, lo que lo llevó a otro juicio en 2020. Esta vez, la Audiencia Nacional lo absolvió, aunque la Fiscalía pedía cinco años de cárcel y otros cinco de libertad vigilada.
Una fuga que terminó en sangre
Pese a la vigilancia, en septiembre de 2023 consiguió escapar tras deshacerse de su pulsera telemática en un parque de Vitoria.
La policía lo declaró en busca y captura, pero él se adentró en zonas rurales, alejándose de los núcleos urbanos. Armado con un machete, presuntamente atacó a su primera víctima el 22 de noviembre en Tudela.
Un mes después, otro agricultor apareció muerto en Ribadorada. El último crimen, en Vilanova de la Barca, permitió a los investigadores atar cabos: cerca del lugar encontraron el vehículo de la segunda víctima y El Mourabit huyó hacia Francia con el coche del último asesinado.
Este martes, su huida terminó con su captura. Su detención cierra un caso que deja en evidencia los desafíos para controlar a individuos con historial de radicalización.
