Imagina que trabajas en el departamento de atención al cliente de Ikea y un día te llega una reclamación de un cliente al que se le ha quedado un testículo atrapado en el agujero de uno de los taburetes que se venden en la tienda. Después de secarte las lágrimas de la risa, serían muchas las preguntas que te vendrían a la cabeza: ¿Cómo se le metió un testículo en el agujero y luego no pudo sacarlo? ¿Qué hacía desnudo sentado en un taburete de Ikea? Y sobre todo, ¿cómo consiguió liberarse del asiento, convertido en un cepo de caza testicular? La noticia es tan surrealista que no necesita más presentación, pero real como la vida misma: le ocurrió a un noruego a principios de mes y no se le ocurrió otra cosa que protestar públicamente en la página de Facebook de la famosa cadena sueca, obteniendo una respuesta a la altura de su sentido del humor.
Claus Jørstad tenía una herida de rodilla que le impedía permanecer de pie en la ducha, según recoge el medio británico Joe. El por qué escogió un taburete con agujeros es todo un misterio, quizás le pareció que se secaría antes o quizás simplemente nunca se imaginó que uno de sus "marineros", como él los llama, se aventuraría a irse de excursión:
Como ustedes comprenderán, el patrón es el capitán de ahí abajo y los marineros son las nueces que cuelgan al lado; pero como ustedes son suecos, y ya sé que en Suecia no gustan mucho las descripciones directas del cuerpo humano, los llamo 'patrón' y 'marineros'
Tal y como Claus describe, el calor provocó que su testículo se hinchase y ya no pudiese emprender el camino de vuelta a través del agujero del taburete. Sin embargo, tardaría unos minutos en darse cuenta...
No me di cuenta de eso hasta que me iba a levantar y noté que el taburete estaba pegado a mi culo y colgando de él, y sentí un dolor que era como si un rayo me golpeara. ¡El puto escroto se había quedado atascado en el agujero!
¿Qué podía hacer? "Ni podía gritar a mi esposa, porque ella hubiera pensado que tenía pensamientos amorosos llamándola desde la ducha", así que optó por quedarse sentado pensando. Y esperó, y pensó, y pensó. Hasta que finalmente le entró frío y, aún a riesgo de electrocutarse, decidió estirarse para coger un secador y calentarse mientras seguía pensando. Y entonces...
¡Con el frío el marinero inflado había mermado de nuevo, y yo era un hombre libre otra vez!
¡Sorpresa! Claus se había liberado y el incidente había transcurrido sin nada que lamentar. Así que, ya que estaba en Facebook, decidió rematar su mensaje sin desperdicio y aprovechar su sentido del humor para hacerle una última pregunta a Ikea en lo relativo al taburete: "¿Está disponible en color amarillo?".
No menos divertida fue la respuesta que le dio Ikea, cuya community manager estaba de buen humor ese día:
Hola Claus. Es triste saber que su tripulación ha sufrido y casi termina como un trabajo del equipo de salvamento. Nosotros te recomendaríamos sacar el taburete de la ducha y usarlo para una flor bonita en un lugar adecuado. Si eliges mantener la silla en la ducha pensamos que tienes que vestirte mejor para la próxima navegación. Podemos recomendarte un gorro para la lluvia
Y, de paso, le respondían a la pregunta que les había hecho: "El taburete MARIUS solo está en rojo, negro y blanco. Espero que tengas un buen día".
Claus, antes de darle la razón a su esposa y convertirlo en una superficie para macetas, decidió intentar por última vez convertir el taburete en un asiento para la ducha: "Hola de nuevo, mujer de Ikea. O Lisa Mari, que parece ser tu nombre. Veo que me has dado muchos consejos y trucos en tu respuesta. Pensé en intentar uno de ellos antes de que mi mujer se salga con la suya y convierta el taburete MARIUS en una instalación para una maceta. Puse una toallita para sentarse mientras me lavaba en el taburete, pero mi mujer se dio cuenta de mis intenciones y se quejó más que mi suegra cuando nos mudamos de casa. No entendí por qué, pero dijo que la toallita era 'inapropiada'. ¿Qué coño quiere decir con eso? En mi opinión queda perfecta. ¿O qué?".
Claus, con ganas de fiesta, prosiguió: "Bueno, como ustedes son expertos de decoración y esas cosas, y probablemente tengan muchas toallitas, tal vez ustedes podrían decirme por qué la toallita es inapropiada o darme consejos sobre qué toalla debería comprar. Aquí agrego una foto para que la vean, pero sin mi cuerpo encima. Como pueden entender, el taburete y yo juntos era inapropiado".
En efecto, tras ver la foto podemos entender que a la mujer no le pareciera muy adecuado que un elefante con una enorme trompa actuase como superficie de las posadoras de Claus. Ikea al menos coincidió con la mujer, así que volvió a responderle para recomendarle que decorase el taburete "con una flor bonita".
¿Y cómo acabó la historia del hombre cuyos testículos fueron una vez atrapados por un taburete? Bueno, al parecer su suegra se empeñó en que el taburete debía ser para una maceta y él aceptó "por miedo a que me pegara con la escoba". Además, la señora eligió un cactus para asegurarse de que Claus nunca más volviera a sentarse encima.
Sin duda, una historia adornada con el enorme sentido del humor de este noruego (¡para que luego digan que en el norte de Europa no se ríen!). Si quieres leer el relato completo de la agónica trampa de testículos, aquí te lo dejamos. ¡Muchas gracias a Solveig Holmen por su ayuda con la traducción! Al parecer, no ha sido nada fácil por el fuerte dialecto de Claus, por lo que hay algunas partes adaptadas. Disfrutad:
¡Buenos días!
Mi mujer me arrastró a cuestas por todo su vasto almacén, que era casi tan grande como la boca de mi vecino cuando se puso a gritar a su esposa durante una tormenta. Pero bueno, después de que me saliesen ampollas y romper los calcetines de lana, terminé comprando esa silla de la foto para que mi trasero pudiera descansar mientras me ducho. La probé por primera vez en la tienda, con la ropa puesta. Mi esposa pensó que lo tenía probar antes que comprarlo. Ella pensaba, sin embargo, que esa cosa era para poner una maceta, así que tuve que señalar la etiqueta que decía "taburete" y gané la discusión, por una vez.
De vuelta a casa coloqué el mueble en la ducha, y entré. Sin ropa esta vez. Puse mi culo tranquilamente en la silla y estaba sentado allí mientras me enjabonaba el cuerpo. Incluyendo el patrón y sus dos marineros. Como ustedes comprenderán, el patrón es el capitán de ahí abajo y los marineros son las nueces que cuelgan al lado; pero como ustedes son suecos, y ya sé que en Suecia no gustan mucho las descripciones directas del cuerpo humano, los llamo 'patrón' y 'marineros'. Entonces, cuando la cubierta se vuelve resbaladiza y el capitán y su tripulación se sorprenden por la espuma, ¡empiezan a deslizarse como marineros borrachos! (jajaja, ¿habéis visto lo que he hecho ahora? ¡He usado una descripción de los marineros en los mismos marineros!).
Como ya he dicho, estaba la cubierta tan resbaladiza como el vecino cuando se echaba gel en el pelo durante su juventud. De repente, sucedió algo. Un marinero se deslizó discretamente fuera y vio su oportunidad de caer en uno de los agujeros del taburete (ver foto). En un principio no me di cuenta y, como ya sabemos, estas cosas suelen hincharse con el calor. Y cuando un marinero se pone extremadamente caliente, se hincha mucho. No me di cuenta de eso hasta que me iba a levantar y noté que el taburete estaba pegado a mi culo y colgando de él, y sentí un dolor que era como si un rayo me golpeara. ¡El puto escroto se había quedado atascado en el agujero! No conseguí moverme, y ni podía alcanzar el teléfono que había dejado en el lavabo. Ni podía gritar a mi esposa, porque ella hubiera pensado que tenía pensamientos amorosos llamándola desde la ducha.
Así que allí estaba. Y estaba. Especulando y pensando y reflexionado. No conseguí subir el marinero, y ni de coña conseguí aflojar el agarre. Así que me quede allí pensando un rato más. Después de haber pensado un tiempo, me di cuenta de que no conseguía dar con ninguna buena idea. Y no quería romper el taburete tampoco, que solo provocaría que mi esposa ganara la discusión al final y decidiera que debería ser para la maceta. Estuve sentado allí tanto tiempo que el agua caliente finalmente dejó de estarlo y, como todos sabemos, cuando el agua caliente deja de estarlo se vuelve fría. Horriblemente fría. Más fría que la sonrisa de mi suegra cuando me casé con su hija. Como me estaba empezando a congelar, pensé que por lo menos podía intentar mantener el poco de calor que me quedaba mientras seguía pensando cómo salir de esta situación. Así que intenté muuuuy muuuuy cuidadosamente alcanzar al secador de pelo... ¡y adivina qué pasó! ¡Con el frío el marinero inflado había mermado de nuevo, y yo era un hombre libre otra vez! (Por lo menos libre del taburete, aunque no de la esposa y la suegra).
Por lo tanto, ahora tengo una pregunta para ustedes: ¿El taburete está disponible en color amarillo?