Los tatuajes oculares llegaron como una forma de diferenciarse del resto y conseguir una apariencia que otorgase mayor personalidad e individualidad frente a los demás. Un completo éxito, al que cada vez más personas se han apuntado.
Sin embargo, esta moda también entraña serios riesgos que pueden poner en completo riesgo la integridad física y la salud de las personas que están tintando sus propios ojos, una de las partes más delicadas de nuestro organismo.
Este es el caso de Catt Gallinger, una modelo de tan solo 24 años que se ha quedado completamente ciega por una negligencia a la hora de tatuarse el ojo. Una decisión, la de apuntarse a la moda de los tatuajes oculares, de la que se están arrepintiendo enormemente.
La joven pasó por las manos de un tatuador, y se sometió a la intervención con normalidad, hasta que volvió a su casa con los ojos hinchados, algo frecuente tras realizarse este tipo de tatuajes.
El problema llegó días después, cuando los ojos de Catt, lejos de desincharse, comenzaron a supurar de manera constante un líquido morado, del mismo color de la tinta que le habían inyectado.
Catt pensó que todo formaba parte del proceso, pero en un momento dado comenzó a apreciar cómo su vista se nublaba poco a poco y, en ese momento, se comenzó a asustar, por lo que acudió al hospital.
Allí, le sometieron a todo tipo de pruebas y le brindaron un tratamiento con el que, le aseguraron, tenía la posibilidad de que el proceso se revirtiera. Fue imposible.
La joven está compartiendo en redes sociales su proceso y cómo está afrontando esta situación, para la que su perspectiva de diagnóstico no es especialmente halagüeña: los médicos creen que la ceguera será permanente y no creen que pueda recuperar la visión.
"Por favor, tened cuidado de quién os hace vuestras modificaciones corporales, indagad. No quiero que esto le pase a nadie más", ha relatado la joven en Facebook, que ahora está haciendo una intensa campaña en redes para concienciar a la población sobre este asunto.
