El PP ha vivido un auge en las encuestas hasta el punto de liderar la intención de voto, pero este hecho que debería representar un 'momento dulce' se ha traducido en uno de los puntos más complicados para Pablo Casado.
El motivo: la batalla que surge en el seno del PP madrileño por el poder de la formación regional. Un conflicto que ha derivado en una brecha interna y en un conflicto entre Casado y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que aspira a quedarse con todo el poder en la capital.
La batalla que ambos han protagonizado ha generado suspicacias dentro del propio PP, entre miembros que no comprenden lo que consideran como un acto de boicot a sí mismos y que pone en peligro su liderazgo en las encuestas.
Las desavenencias llegan por el hecho de que Isabel Díaz Ayuso tiene la intención de hacerse con el liderazgo del PP de Madrid. Génova no apoya esta opción y apela a la etapa de Gallardón, cuando Pío García Escudero ejercía como tercero en discordia para hacerse cargo del partido.
Tener el control del PP de Madrid da acceso a gran poder interno. Cuotas de poder en los congresos internos, elegir a los candidatos a los Ayuntamientos de la región y, con ello, muchas lealtades. Casado, con Ayuso rozando la mayoría absoluta, teme un liderazgo que pueda hacerle sombra en la presidencia del PP. Como sucedió con Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes.
Otro punto de discordia surge en los tiempos de Ayuso para presentar su candidatura. Casado pretendía utilizar la convención nacional itinerante, que se realizará en la última semana de septiembre, para relanzar su candidatura e imprimir un giro a su liderazgo. Todavía queda un año para el congreso madrileño, pero Ayuso se ha saltado los plazos y, según las críticas internas, ha eclipsado este congreso que pretendía relanzar a Casado. Muchos no comprenden su gesto, incluso dentro de su propio gobierno.
Ayuso, por su parte, defiende la necesidad de adelantar el congreso regional ante la cercanía de las próximas elecciones autonómicas, que se celebrarán en 2023. La presidenta madrileña considera que para entonces debe haber una dirección ya consolidada con sus propios equipos y listas cerradas para los diferentes consistorios.
La líder del Ejecutivo madrileño también mantiene que lo "natural" es que ella presida el partido, puesto que es lo que ha sucedido con sus predecesoras en la presidencia de la Comunidad de Madrid. Todo parece indicar que ella será quien alcance el puesto, pero la afrenta de Génova permite a la dirección nacional colocar un porcentaje de afines que, de otro modo, quizás no entrarían.
A ella se suma un apoyo importante, Esperanza Aguirre. La expresidenta ve en Ayuso un espejo de su liderazgo y no ha tenido problema en entrar en la batalla para decir que Casado está rodeado de "niñatos y chiquilicuatres" en una entrevista con el diario El Mundo.
Miguel Ángel Rodríguez, el hombre de la discordia
En esta batalla dentro del PP surge también un nombre que separa a Casado y Ayuso. Se trata del flamante jefe de gabinete de Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez. Es conocido por crear perfiles con largo recorrido nacional (llevó a José María Aznar desde la presidencia de la Junta de Castilla y León a La Moncloa y muchos creen que quiere repetir esta historia).
Rodríguez mantiene actualmente una guerra con el secretario general del PP, Teodoro García Egea, que habría pedido su cabeza a cambio de enterrar el hacha de guerra. En la sede nacional consideran que trabaja por sus propios intereses y que su propio enemigo es el PP, no el PSOE, ya que ve al partido como un escollo para conseguir su ambición de llevar a Ayuso a La Moncloa.
El asesor de Ayuso, por su parte, afirma que no le importa los comentarios que surgen sobre su figura y que está volcado en organizar el viaje a Estados Unidos que se producirá en los próximos días, que además coincidirá con la convención del partido.
La presidenta, por su parte, se niega tajantemente a rechazar a Rodríguez como asesor. Ha sido él quien ha creado su figura mediática y ya mantuvo una guerra con Ciudadanos (sobre todo con Ignacio Aguado, sobre el que había vertido ataques personales) para mantenerle en su puesto.
El papel de Almeida y Ana Camins
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, insinúa por su parte en que quiere presentarse también a las primarias madrileñas, pero tampoco se muestra tajante sobre qué postura adoptará. Su papel como portavoz nacional del PP le acerca a la postura de Génova y los comentarios sobre que Génova le está animando a entrar en la batalla aumentan con el paso de los días.
Ana Camins, por su parte, es la actual secretaria general del PP. Tanto ella como Pío García Escudero dirigen la formación madrileña desde la dimisión de Cristina Cifuentes en 2018. Casado no ha escondido sus intenciones de que sea Camins, con quien mantiene una amistad desde Nuevas Generaciones, la que lidere el partido mediante la fórmula de la 'tercera vía' que hemos comentado.
El principal hándicap de Camins es su bajo conocimiento público, algo que se suma a la plataforma mediática que alcanzaría como líder del PP de Madrid, muy limitada bajo la influencia mediática que actualmente ostenta Isabel Díaz Ayuso.
Con todos estos movimientos, el PP de Madrid se ha convertido actualmente en uno de los principales problemas de la formación conservadora. Precisamente cuando Casado intentaba relanzar su liderazgo y cuando las encuestas parecían dar mayoría al partido.