La situación de la inmobiliaria china Evergrande, que se dirige a la quiebra, preocupa a la economía internacional por el riesgo de contagio que implica en una economía globalizada como la actual. Además, pone de relieve una crisis de deuda en el gigante asiático y augura conflictos sociales ante la volatilización de los ahorros de miles de familias que habían invertido.
Por este hecho, las bolsas asiáticas y occidentales ya han registrado notables pérdidas. La española, por ejemplo, ha caído de los 8.700 puntos, mientras se debate si este hecho representa un caso aislado o un problema mucho mayor y estructural que pueda derivar en una crisis de alcance global. Como la quiebra de Lehman Brothers.
Llegados a este punto, cabe conocer algunas claves sobre lo que sucede con Evergrande para comprender mejor la crisis.
¿Qué es Evergrande?
Se trata de una empresa ubicada en Shenzhen, una de las prinicipales empresas inmobiliarias chinas con 1.300 proyectos en 280 ciudades. Al cierre de 2020, sus activos sumaban un valor de 351.878 millones de dólares tras crecer casi un 30% en tres años y su pasivo 297.888, según datos financieros de Tradingview.
¿Qué problemas enfrenta en la actualidad?
Evergrande aparenta mostrar una gran solvencia y un fuerte músculo, pero detrás de ello hay una larga lista de deudas que asolan las cuentas de la empresa. De hecho, la firma debe 254.000 millones de euros, una cifra que equivale al 2% del PIB de China o casi el 23% del español. Todo se suma a que no dispone de recursos para pagar los 70 que le exige una emisión de bonos que vence esta semana y otros 40 que termina este final de mes.
Los compromisos de pago de la empresa alcanzan los 570 millones de euros hasta finales de año, un hecho que se une a que las ventas de la sociedad están en caída libre y sus acciones están en caída libre (a una quinta parte de principio de año, 8,75 dólares), tras derrumbarse en La Bolsa de Shangai. Algo que afectó a la baja al resto de mercados bursátiles de Asia y Occidente.
Sus problemas, por tanto, vienen de su incapacidad para hacer frente a sus responsabilidades económicas, donde figuran como acreedores bancos, inversores y fondos chinos. Pero también, a todas aquellas familias que se quedan colgadas tras entregar sus ahorros para la entrada de una casa que, ahora, tienen altas probabilidades de no recibir.
Por si fuera poco, hay 200.000 empleados que podrían ver su futuro en peligro, en un marco que recuerda con mayor magnitud al estallido de la burbuja inmobiliaria en España durante la primera década del actual siglo.
Repercusiones internacionales
Todavía es pronto para comprobar si la caída del gigante Evergrande tendrá repercusiones a nivel internacional, aunque en un modelo globalizado, todo apunta a una probabilidad alta. Evergrande tiene problemas de solvencia y sus acreedores tienen otro problema de liquidez, al no recuperar 255.000 millones de euros, al menos en su totalidad.
Esto puede hacer que se replanteen sus futuras políticas de negocio o inversión, tanto dentro de China como en el exterior. Y todo depende de cómo afecte este estallido inmobiliario, hasta el punto de que haya empresas que vayan a tener que disolverse por no sobrevivir en el nuevo marco.
Los expertos ven poco probable un contagio masivo hacia Occidente y todo dependería de una crisis interna de gran calado en China, que parece poco probable en estos momentos. Tampoco se espera, a priori, un contagio en los mercados internacionales. Sin embargo, sí parece probable que habrá menos personas reacias a retirar las medidas de estímulo a la economía impulsadas tras la crisis del coronavirus, puesto que actúan en estos momentos como dique del crash y para evitar un efecto contagio.
Sin embargo, hay datos que preocupan. Entre ellos, que Amundi, uno de los principales gestores de activos financieros de Europa con intereses en empresas españolas como Repsol, fuese uno de los grandes tenedores de bonos de Evergrande.
El silencio del Gobierno chino
Mientras tanto, el Gobierno chino aparenta mantenerse al margen, un movimiento que ha sido interpretado como un ánimo de dejar caer al gigante o, en su caso, una confianza en que la empresa será realmente capaz de solventar la crisis por sus propios medios, algo que parece complicado en estos momentos. Por ello, no estaría apostando ahora por un posible rescate para la compañía.
Similitudes y diferencias con Lehman Brothers
Ambas funcionaban a base de endeudamiento y ambas perdieron valor en cuanto sus instrumentos de deuda se deterioraron. Este hecho activa una cadena de insolvencia en los titulares, ya que el dinero que prestaron a las firmas desaparece con ellas.
Las dos firmas también serían el síntoma de un problema endémico de la economía. Mientras que en el caso de Lehman fueron las hipotecas 'subprime' y otra serie de activos tóxicos; en Evergrande queda palpable el excesivo endeudamiento del que adolece la economía china.
Una burbuja en el país asiático que ha funcionado con el crédito barato, pero que ha explotado y que puede poner en un brete la situación de Pekín.