El presidente de Irán, Ebrahim Raisí, ha muerto tras la caída del helicóptero en el que viajaba, en compañía de su ministro de Exteriores, Hossein Amir-Amirabdollahian. El incidente ha ocurrido tras un desplazamiento hacia el norte del país, donde se ha reunido con el presidente de Azerbaiyán, Ilham Alíyev, ante la inauguración de una presa.
Estos hechos han provocado un terremoto político en Irán. El país ya ha iniciado el proceso para una nueva convocatoria electoral, que no se extenderá durante los 50 días que establece la Constitución, y que se realizará en pleno conflicto en Gaza y tras un clima de fuerte tensión con uno de sus grandes enemigos regionales, Israel.
Todas las voces de la investigación apuntan a un accidente. Turquía participó en el operativo y envió un dron Akinci, de fabricación nacional, que facilitó localizar los restos del helicóptero en el que viajaba Raisí: "Establecimos que el sistema de identificación del helicóptero estaba probablemente dañado o que no lo tenía", ha declarado ante la prensa el ministro turco, Abdulkadir Uraloglu.
Los cuerpos han sido rescatados y trasladados a Tabriz, una gran ciudad del noroeste. El régimen iraní ha preparado un amplio operativo para organizar el funeral del mandatario y se ha decretado cinco días de duelo nacional. Las elecciones se celebrarán el próximo mes de junio.
Un helicóptero con casi medio siglo de funcionamiento
La aeronave en la que se desplazaron las autoridades iraníes es un helicóptero Bell 212, de fabricación estadounidense, con 45 años en funcionamiento. Además del deterioro experimentado con el tiempo, además se trata de un artilugio que no está preparado para volar con niebla.
El portavoz del Departamento de Estado y de la diplomacia de Estados Unidos, Matthew Miller, ha culpado al Gobierno de Irán del accidente: "Es el responsable de la decisión de volar un helicóptero de 45 años en malas condiciones climáticas, cuando no puede emplearse".
Precisamente de Irán había culpado previamente a Estados Unidos del accidente y señalado a la falta de recursos derivada de su política de sanciones internacionales que aplica sobre el país, que ha impedido tener piezas de repuesto para el helicóptero.
La Casa Blanca ha esquivado cualquier ataque y ha vuelto a poner el foco sobre las autoridades del régimen persa: "Cada país, sin importar quién sea, tiene la responsabilidad, la suya propia, de garantizar la seguridad y confiabilidad de sus equipos, lo que incluye la aviación civil".
Cabe señalar que Irán tiene vetado el acceso a gran parte de los mercados occidentales como consecuencia de las sanciones. Precisamente, Raisí viajaba en un helicóptero fabricado durante la década de 1960/1970, en la época en la que el sha Mohammad Reza Pahlevi gobernaba el país con mano dura de hierro, pero aliado con Occidente.
El sha, que llegó al poder tras la salida de Mohammad Mosaddeq, primer ministro del país elegido democráticamente y cuyo Ejecutivo comenzó a tambalearse cuando intentó nacionalizar el petróleo, era especialmente aficionado a la aviación y viajaba habitualmente pilotando las aeronaves.
Los helicópteros Bell 212 tienen usos civiles y militares, y fueron empleados también en la guerra de Vietnam. Sin embargo, están diseñados para volar con referencia visual, por este motivo, no son viables en condiciones de niebla espesa. Además, se ha vinculado este helicóptero con la Sociedad de la Media Luna Roja de la República Islámica de Irán, que podría haber operado la aeronave en lugar de las autoridades iraníes.