La entrada de STC y, por tanto, el reino de Arabia Saudí como principal accionista de Telefónica, la principal empresa de telecomunicaciones de España, ha generado un terremoto mediático en España e institucional en Bruselas; a pesar de que ha sido bien acogido por los mercados.
El régimen de Riad, con gran solvencia económica derivada de sus extracciones de petróleo, sin embargo genera incertidumbre por las implicaciones a la hora de controlar infraestructuras críticas en telecomunicaciones, tal y como aparece en un documento elaborado por la Comisión Europea y el Parlamento Europeo, que también extiende este temor a China.
En concreto, el informe destaca la diferencia existente entre regímenes democráticos y dictaduras, "donde las distinciones entre el Estado y las empresas privadas diluyen la distinción entre los intereses comerciales, políticos y militares". Además, plasma su temor a que las inversiones puedan "crear canales de influencia sobre los responsables europeos" y añade que "contra esta amenaza de influencia la UE está poco preparada".
Ciertamente, China y Arabia Saudí cuentan con alianzas relevantes, que el pasado mes de junio se estrecharon en una asociación comercial y económica sellando una treintena de acuerdos de inversión por valor de 10.000 millones de dólares en sectores como la tecnología, energías renovables, agricultura, turismo o sanidad, según recogía entonces Arab News.
The insightful discussions in our next panel discussion, Biotech and Pharma, shed light on the transformative power of healthcare & bioscience. Attendees learned about the Middle East's investments in medical research, technology, and healthcare infrastructure, as well as... pic.twitter.com/evfFMEvhCT
— Arab China Business Conference (@ArabChinaConf) June 12, 2023
Con la guerra de Ucrania sobre el horizonte, el país árabe se acerca a un polo iliberal que busca aliados en un momento de inestabilidad internacional. En Washington miran con recelo estos movimientos, mientras las relaciones se tensan entre China y Estados Unidos por Taiwán. El país continúa oficialmente sobre el papel como aliado de Estados Unidos en la región en materia de seguridad, defensa y lucha antiterrorista. Pero, lejos de todo, ¿qué sucede en Arabia Saudí?
1 Represión a las personas LGTBI
Arabia Saudí castiga la homosexualidad con pena de muerte, algo que tan solo ocurre en once países en todo el mundo. El país árabe castigó al activista LGTBI Mohamed al-Bokari a 10 meses de cárcel y 500 latigazos, acusado de violar la moral pública, promover la homosexualidad e "imitar a las mujeres".
La represión también llega a los activistas en redes sociales. Así ha ocurrido con los influencers Tala Safwan, que se encuentra encarcelado, mientras que Suhail al-Jameel pasó por la cárcel y finalmente fue liberado, mientras que Mohamad al-Bokari fue deportado a su país de origen, Yemen, y finalmente se le concedió el asilo europeo. En todos los casos se aplicó la denominada legislación de "moralidad pública".
2 Políticas contra la libertad de expresión
El país también aplica una fuerte represión contra la libertad de expresión contra sus civiles. Manifestarse en redes sociales contra el régimen puede conllevar graves penas por parte de las autoridades, incluyendo prisión, como ejecutó un tribunal especializado, que declaró culpables a al menos 15 personas, con penas de entre 15 y 45 años de cárcel por ejercer su derecho de libertad de expresión o asociación pacífica, mientras algunos de los condenados simplemente publicaron contenido pacífico en redes sociales.
Uno de los últimos casos se registró en agosto, cuando un tribunal condenado a muerte a Muhammad al-Ghamdi, un profesor jubilado de 54 años que había publicado comentarios en contra del régimen. "Cinco tuits en los que criticaba la corrupción y las violaciones de derechos humanos", tuiteó su hermano. Le han aplicado por este motivo el artículo 30 de la ley antiterrorista, el artículo 34 por apoyar una ideología terrorista, el artículo 43 por comunicación con entidad terrorista y el 44 por publicar noticias falsas con la intención de ejecutar un delito terrorista.
La represión no se limita a las redes sociales. Arabia Saudí ostenta el puesto 170 de una lista de 180 países en el ranking de Reporteros Sin Fronteras en libertad de expresión para periodistas. No existen medios de comunicación en libertad y es frecuente la tortura de presos por delitos de opinión.
Arabia Saudí ha ejecutado a, al menos, 92 personas a lo largo del último año. En 2022, la organización de derechos humanos ALQST, con sede en Reino Unido, llegó a contabilizar 148 ejecuciones en Arabia Saudí, más del doble de las registradas en 2021.
3 Desigualdad de la mujer
El régimen de Arabia Saudí mantiene un sistema represivo hacia la mujer, que todavía mantiene dificultades para transitar libremente por los espacios públicos, a pesar de que el país ha experimentado leves avances en estas políticas.
La mayoría de las mujeres deben vestir en público con 'abaya', una indumentaria consistente en una túnica larga negra hasta los tobillos que se une a un velo para cubrir la cabeza y el pelo que solo deja descubierto parte del rostro. La policía religiosa del país, la 'mutawa', se encarga de vigilar que las mujeres cómo se visten las mujeres en todo momento.
Además, las mujeres de Arabia Saudí no pueden elegir pareja ni casarse sin el permiso del padre o 'tutor', que debe aprobar la relación. Todavía se producen matrimonios concertados en los que la mujer es forzada a casarse. El régimen, además, encarcela e impone severas restricciones a las mujeres que defienden sus derechos, como los casos de Loujain al-Hathloul o Nassima al-Sada.
4 Torturas a personas migrantes
Arabia Saudí continúa reprimiendo mediante detenciones arbitrarias a personas migrantes sin permiso de residencia, especialmente originarias de Etiopía. El Ministerio del Interior del país informa que, entre enero y noviembre de 2022, fueron devueltas a su país de origen al menos 479.000 personas extranjeras de las 678.000 detenidas por infringir la normativa por "seguridad laboral, de residencia y de fronteras".
La ONG Human Rights Watch ha explicado, en un informe publicado el pasado 21 de agosto, que los guardias fronterizos del país asesinaron a "al menos cientos de migrantes y solicitantes de asilo" procedentes de este país, entre marzo y junio de 2023. Las víctimas son etíopes que huían en su mayoría del conflicto en Tigray, una región del norte de Etiopía donde se denuncia un genocidio.
5 Yemen
En Yemen, Arabia Saudí lidera una coalición que lanza ataques indiscriminados contra la población civil, un acto calificado como crimen de guerra y que en muchos casos dificulta la llegada de ayuda humanitaria a las personas locales.
En este país del Golfo de Adén se libra una guerra que se considera como una batalla más de la guerra fría que, en realidad, mantienen Arabia Saudí e Irán (sunníes los primeros y chiíes los segundos) por el control territorial e ideológico de la región.
6 Jamal Khashoggi
El asesinato del periodista Jamal Khashoggi en octubre de 2018 en la embajada del país en Turquía dejó a ocho personas condenadas, aunque no se conocen ni sus nombres ni se ha publicado información sobre el proceso judicial. Se sabe que el tribunal absolvió a los principales acusados: el asesor del príncipe heredero, Saud al-Qahtani, y el agente de los servicios secretos y cónsul en Estambul, Mohamed al-Otaibi, en cuyo despacho se descuartizó al periodista.