El estado de nuestras piezas dentales es fundamental para garantizar mantener todas las piezas. Esto incluye unos buenos hábitos de higiene bucal, pero también mantener buenos hábitos como reducir en la medida de lo posible el consumo de azúcar o tabaco.
Si ocurre un accidente y se cae un diente, ya sea la pieza completa o una rotura, hay algunos consejos fundamentales para garantizar su supervivencia. Unos consejos que, además, son fundamentales para recuperar esta pieza y evitar que en el futuro podamos requerir un implante dental. Hay que destacar que el 80% de los dientes que salen de nuestra boca tras un traumatismo se pueden reimplantar con éxito.
Para la supervivencia de este diente afectado, es fundamental la rapidez en la que actuemos, crucial para que puedan salvarse y permanecer a medio y largo plazo. Estos pasos dependerán de la naturaleza de la fractura, puesto que no se requieren los mismos procedimientos cuando es una rotura parcial o total.
Rotura de un diente (rotura parcial)
Cuando ocurre un traumatismo dental, lo habitual, en el 90% de los casos, es que se produzca una fractura no complicada que solo implique a un trozo del diente.
Cuando esto ocurre, hay que buscar el fragmento del diente que se ha roto y acudir inmediatamente al dentista para que lo pegue. Es recomendable limpiar el trozo con agua tras su desprendimiento y aplicar frío en la zona afectada para contener la inflamación.
Además, en el caso de comprobar que el diente se ha astillado o si se puede haber fisurado, es recomendable igualmente acudir a un dentista para que valore el caso individual y aplicar el tratamiento que crea conveniente.
Caída de diente (fractura total)
En el caso de que el diente se salga completamente, es recomendable seguir una serie de pasos. Es vital la rapidez con la que actuemos para salvar la pieza afectada.
Al buscar el diente, es importante que nunca lo sujetemos por la raíz, sino por la corona, que es la parte visible cuando está habitualmente en la encía. Después, hay que lavarlo suavemente con agua o suero, nunca frotarlo ni utilizar jabón al rescatarlo.
Después, hay que volver a colocarlo en su hueco original y apretar con una servilleta, gasa o pañuelo. Si no se puede recolocar en su sitio, hay que meterlo en un vaso con leche o suelo fisiológico. Además, se puede llevar el diente suelto en la boca, con cuidado de no tragarlo, algo no especialmente recomendable pero que puede ser una solución si ocurre en la calle.
Por último, es vital acudir inmediatamente a un dentista, si es posible antes de una hora y sin olvidar el diente en caso de que se haya almacenado en un vaso. No ocurre nada si no se han podido seguir todos los pasos indicados, puesto que cuanto se reduzca el tiempo se aumentarán las posibilidades de recuperar la pieza afectada.
Esto ocurre porque las células de la raíz de los dientes pueden permanecer vivas entre media hora y una hora desde la caída, de modo que pueden volver a integrarse en la encía. Sin embargo, cuando este tiempo se supera, las células mueren y es probable que el diente se pierda definitivamente.
