Todo aquel que piense en el cine de los años 80 recordará al carismático Rick Moranis. Sus míticas gafas y su característica ropa eran siempre sinónimo de diversión. Tanto fue así que llegó a convertirse en una de las estrellas de la gran pantalla en la década de los 80 hasta que, de la nada, a mediados de los 90, desapareció. No ha sido hasta 2022 cuando se han vuelto a tener noticias del que fuese en su día un actor conocido internacionalmente.
Sus inicios como DJ
Nacido el 18 de abril de 1953 -ahora tiene 70 años- bajo el seno de una familia judía en Toronto, Canadá, Frederick Allan Moranis, a diferencia de otros muchos compañeros de profesión, siempre ha presumido de haber vivido una infancia fabulosa. Tanto, que cuando fue padre su prioridad era ofrecerle a sus hijos la misma o mejor infancia de la que él había vivido.
A comienzos de los años 70, Moranis comenzó a hacer de DJ en una cadena local de radio, la CFTR-AM, que empezaba a enfocar su rumbo, de música instrumental a los éxitos del momento. Es más, llegó a trabajar en otra emisora como DJ de tarde, la CHUM-FM, antes de comenzar a ganar cierta fama como radiofónico.
Con tan solo 24 años comenzó a dar sus primeros pasos en televisión en el programa '90 minutes live' y comenzó a dar pinceladas en el mundo de la interpretación con pequeños sketches influenciados por los Mony Python. Sin embargo, no fue hasta su participación en la tercera temporada de 'SCTV', un programa que parodiaba al resto de cadenas locales, cuando comenzó a adquirir algo más de relevancia.
Aquí comenzó a crear a sus primeros personajes memorables, Bob y Doug Mckenzie, dos hermanos canadienses que explotaban los tópicos del país y llegaron a convertirse en un completo éxito puesto que pronto acabaron grabando discos e incluso llegaron a tener muñecos, protagonizar anuncios de Pizza Hut, una serie de animación moderna y hasta su propia película.
En el año 1984, después de su pequeño papel en 'Calles de fuego', Moranis logró un papel que en un principio estaba pensado para John Candy, pero el famoso actor no comprendía al personaje y propuso convertirlo en alemán y acompañarlo de varios pastores alemanes. Algo que no se esperaría es que estaba rechazando 'Cazafantasmas'.
Después de varios años hilando distintos papeles secundarios, en 1986 logró dar de nuevo con un éxito cinematográfico al formar parte de la adaptación musical de 'La pequeña tienda de los horrores', que llegó a estar doblemente nominada al Óscar.
A partir de este momento, encadenó distintos éxitos, uno tras otro, y destacan producciones como 'La loca historia de las galaxias' o'Cariño, he encogido a los niños'.
Su estilo característico incluía reescribir sus propios diálogos e improvisar. Lo cierto es que su interés no residía en bordar una actuación, sino en hacer que el papel que recibía fuera aún más divertido y entretener a los espectadores.
El inicio de los 90 vino con una buena noticia para Moranis y es que, tras varios años en el mundo de la interpretación, al fin logró un premio por su actuación como personaje secundario en 'Dulce hogar... ¡A veces!'.
La otra cara de la moneda
El actor decidió dar un paso más en su relación y en 1986 contrajo matrimonio con Ann Belsky, con quien tuvo dos hijos pero quien, lamentablemente, falleció cuatro años después del enlace víctima de cáncer. Fue este hecho el que lo llevó a retirarse de la gran pantalla y ocuparse plenamente de sus hijos, para poder darles la infancia que él había vivido en su momento.
Entre 1997 y 2007 solo puso voces en comedias como 'Hermano Oso' y apareció en un especial televisivo de aniversario de los hermanos Mckenzie. De hecho, el actor reiteraba en todo momento que eso no significaba que se hubiese retirado, sino que cogió un descanso que aprovechó para seguir escribiendo, preparar discos y esperar a que saliese algún papel que realmente le interesase.
El reboot de 'Cazafantasmas' no era ese papel. Pero sí lo era la tercera secuela de 'Cariño, he encogido a los niños', la cual ha protagonizado y ya ha sido grabada aprovechando que sus hijos ya son adultos y pueden valerse por sí mismos.
El ejemplo de Rick Moranis demuestra que nunca es tarde para volver a retomar algo que quieres si realmente pones ganas y te apasiona. Y por qué no decirlo, nunca está de más contar con tanto cariño y apoyo internacional.
