Lejos quedó la época en la que Marta Domínguez lo logró todo en el atletismo y era una referencia en el deporte. Fue una de las mejores fondistas españolas de todos los tiempos y logró el oro en dos campeonatos de Europa, participó en los Juegos Olímpicos y pulverizó todo tipo de marcas con gran facilidad.
También entró en política, convirtiéndose en concejala de deportes por el PP y logrando escaño como senadora por Palencia. Pero después, el PP e incluso su propia ciudad, le dieron la espalda. Ahora se ha reconvertido y trabaja como vigilante de seguridad en una estación de tren de su provincia.
Su descenso a los infiernos comenzó el 9 de diciembre de 2010, cuando fue detenida por la Guardia Civil en el marco de una investigación sobre dopaje denominada Operación Galgo. Su vida cambió por completo. Desde el estrellato, todo el mundo le dio la espalda y se ha mantenido alejada del foco mediático.
En 2016 opositó al Cuerpo Nacional de Policía de Palencia, tanto a escala básica como inspectora, pero no salió adelante. Actualmente ejerce como vigilante de seguridad en una estación del AVE en la ciudad castellanoleonesa, su tierra natal, tal y como publica Esdiario.
Sin estatua, pero con una calle
El reconocimiento público por parte de las Administraciones que Marta Domínguez vivió en el pasado también ha desaparecido, al menos en parte. El Ayuntamiento de Palencia retiró su nombre y estatua del pabellón deportivo por mayoría del pleno.
La calle que lleva su nombre, sin embargo, se mantiene todavía: "Se valoró el trastorno que podía ocasionar el cambio de nombre a los vecinos. Nadie pidió el cambio y hacerlo daba más problemas que beneficios", relata un portavoz del Consistorio al diario Nius..
Marta Domínguez siempre defendió su inocencia. En una entrevista emitida en el programa 'El partido de las 12' de COPE, insistió en que nunca se había dopado y que probablemente entrar en el PP fue lo que más le perjudicó: "Mi castigo ha sido una cuestión política", afirmó.