Cristina Blanco alcanzó gran fama en el mundo del corazón por su papel como vidente de los famosos. En su etapa más mediática, múltiples personas de la farándula pidieron sus servicios: Belén Esteban, María Teresa Campos, sus hijas Terelu y Carmen, Rocío Carrasco, Lara Dibildos o Ana Obregón.
Sin embargo, su vida ha dado un giro de 180 grados. En inicio de su caída a los infiernos comenzó cuando fue acusada de sustraer tarjetas de crédito a los clientes de un hotel de Marbella. Fue condenada a quince años de cárcel, que eludió por su falta de antecedentes penales.
El escándalo alcanzó grandes proporciones y fue el principal motivo por el que fue apartada poco a poco del mundo más mediático: su vida de primera cambió por completo y las amistades famosas que antes la adulaban sin reparo terminaron desapareciendo.
Aquel episodio hizo mella en su salud. Poco a poco, Cristina Blanco cayó en una grave depresión y fue ingresada en la Clínica López Igor, donde le diagnosticaron un serio problema de trastorno bipolar, según publicó entonces el programa 'El Buscador' de Telecinco.
Dependienta de unos grandes almacenes y un piso humilde
El cambio de vida de Cristina Blanco ha supuesto también un giro de 180 grados en su estilo de vida. Atrás quedaron sus lujosos chalets en Marbella y la zona norte de Madrid. Con una ruptura matrimonial algo traumática de por medio, la vidente se trasladó a un humilde piso del barrio madrileño de Usera.
La última noticia sobre su paradero es que trabaja como dependienta en una sección de estética situada en unos grandes almacenes. Fue localizada por el reportero Sergi Ferré de 'Sálvame' y Cristina aseguró que se encontraba bien.
Lejos quedaba una vida en la que reinaban todo tipo de actos sociales y sus colaboraciones con la matriarca del clan Campos, en el programa 'Día a Día' o sus vaticinios publicados en la revista Pronto, donde aparecía frecuentemente.
Cristina Blanco es la madre del actor Miguel Ángel Muñoz y de dos hijas de origen boliviano a las que adoptó (Gabriela y Nabila), ambas trasladadas a vivir con su padre tras la enfermedad de su madre.