En el año 2010 Ángel Muñoz fue elegido ganador de la undécima edición de 'Gran Hermano'. El madrileño consiguió conquistar a los espectadores y logró ganarse el cariño del público gracias a su original forma de ver la vida, a su simpatía y a su carácter solidario. De este modo, salió de la casa de Guadalix de la Sierra con el maletín repleto de 350.000 euros, un suculento botín. Sin embargo, esa importante suma de dinero no duró para siempre y ahora, igual que millones de ciudadanos alrededor del mundo, Ángel está viviendo en sus propias carnes las consecuencias económicas de la crisis provocada por la COVID-19.
En el caso de Ángel, se encontraba trabajando en un gimnasio hasta que este tipo de establecimientos se vieron obligados a cerrar durante el estado de alarma. El exconcursante perdía así su ocupación de toda la vida y su única fuente de ingresos, es decir, su sustento vital.
Aunque muchos negocios volvieron a abrir, no todo el mundo ha conseguido recuperar su antiguo puesto de trabajo, como le ha sucedido a Ángel. Además, tampoco percibe ningún tipo de ayuda o subsidio porque no ha obtenido respuesta por parte de la administración. Ante esta drástica situación y con la intención de poder subsistir, finalmente ha optado por poner en alquiler su casa.
Nueva vida en una furgoneta y al lado del mar
Así pues, para poder comer y hacer frente a las diferentes facturas, el que fuese uno de los ganadores del reality estrella de Telecinco decidía abandonar la comodidad de su hogar para ceder ese espacio a unos inquilinos a cambio de dinero. Mientras tanto, su furgoneta se ha convertido en su refugio, el lugar en el que vive y en el que ha encontrado un techo bajo el que dormir. Asimismo, ese medio de transporte le ha permitido marcharse de la capital hasta que se supere la crisis del coronavirus.
Ahora, el mar y la naturaleza se han convertido en sus grandes aliados en estos tiempos oscuros en los que predomina la incertidumbre. Igualmente, practicar deportes como el surf y vivir cerca del mar con lo poco que tiene ha pasado a ser su pan de cada día, una forma de vida diferente a la anterior, pero con la que se siente en calma.
Pensando en el futuro
A pesar del duro golpe que ha recibido y de la complicada decisión que ha tenido que tomar con la intención de subsistir, Ángel no pierde la sonrisa, no se rinde y sigue luchando por su futuro. Su siguiente paso es centrarse en un nuevo proyecto de vida que consiste en continuar aprendiendo y en ofrecer formación en yoga y pilates, dos disciplinas que le aportan mucha felicidad y tranquilidad.
Con su manera de encarar la vida seguramente logre salir de este bache, pues desde que le conocimos vimos en Ángel una persona positiva y de buen corazón, siempre dispuesto a ayudar a los demás, tal y como hizo cuando ganó el gran premio de 'Gran Hermano' y decidió donar parte a la ONG Global Humanitaria.
