Chechenia, una de las 21 repúblicas de la Federación Rusa, se ha convertido en una de las regiones más peligrosas para el colectivo LGTBIQ+ de todo el continente europeo tras la denominada 'purga gay' del verano de 2017.
En aquellos meses, 200 personas fueron encerradas en prisiones del territorio checheno debido a su orientación sexual. Allí, fueron interrogados y torturados, y 26 personas perdieron la vida. "Me tiraron por las escaleras y me golpearon en el pecho y en la cabeza mientras estaba en el suelo", comenta uno de los presos, ya en libertad.
Los testimonios se sucedieron los días siguientes a la purga, todos ellos de la misma gravedad: "Se dirigían a mí con pronombres femeninos y me pidieron que les diera los nombres de otros gays que conocía. Me amenazaron con matarme si no lo hacía". "Todos llevaban uniforme militar", relata otra de las personas detenidas. "Uno de los seis secuestradores dijo: 'Meted a este maricón en el coche y vámonos'. Todavía tengo náuseas cuando recuerdo todas las cosas tan humillantes que me dijeron por ser homosexual".
El presidente checheno niega cualquier tipo de incidente
La noticia dio la vuelta al mundo, con numerosas protestas en diversos puntos del continente. La crítica internacional no parece que afectara lo más mínimo al presidente checheno, Ramzán Kadyrov, que negó los hechos alegando que no hay personas LGTBIQ+ en el territorio que gobierna.
"Incluso si esta gente existiera en Chechenia, nuestros agentes ni les molestarían, ya que serían sus propios familiares los que les enviarían a un lugar del que nunca podrían regresar", sentenció.
El principal colectivo homosexual ruso tiró por la borda los argumentos de Kadyrov en un duro comunicado, en el que culpó a Putin de otorgar inmunidad al presidente checheno por su lucha contra el yihadismo, lo que le ha permitido erigir "el régimen absolutista que existe en Chechenia en la actualidad".
Desde que se produjeran los hechos, al menos un centenar de chechenos ha huido a Canadá, Francia, Bélgica y Alemania, países que ofrecieron asilo a las personas perseguidas y llevaron la situación a las Naciones Unidas.
Allí, en el Consejo de Derechos Humanos, se trató el tema el pasado 15 de mayo. El ministro de justicia ruso, Alexander Konovalov, compareció ante el resto de países con un informe en el que se especificaba que la purga chechena no había tenido lugar, con un discurso similar al de Kadyrov: "La investigación evidenció que no hubo incidentes en Chechenia. No encontramos siquiera a algún representante LGTBIQ+, no dimos con ninguno".
La grave situación en Chechenia es solo un ejemplo más de la homofobia existente en la Federación Rusa. En 2013, Vladimir Putin aprobó una ley en la que se prohibía la exposición a los niños de cualquier información contraria a los "valores familiares tradicionales". Las charlas LGTBIQ+, por supuesto, quedaban vetadas.