El ex presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, ha anunciado que ha "emprendido el viaje de regreso desde el exilio" a través de una publicación en la red social X. Se produce después del acuerdo firmado entre PSC y ERC para la investidura de Salvador Illa. Junts ya ha convocado a sus fieles mañana a las 9 para el recibimiento, ante las puertas del TSJC.
El Parlament de Catalunya ha convocat a tots els diputats al debat d'investidura del pròxim president de la Generalitat. Jo hi he de ser i hi vull ser. Per això he emprès el viatge de retorn des de l'exili. pic.twitter.com/jcO5MA8czX
— krls.eth / Carles Puigdemont (@KRLS) August 7, 2024
El líder independentista ha convocado por carta a sus seguidores para que lo "acompañen" durante su entrada en territorio español, con el objetivo de que dicha multitud pueda impedir una intervención policial basándose en el principio de proporcionalidad, e intentar llegar de este modo a la investidura de Illa en Barcelona.
A pesar de la orden que lleva a su detención inmediata, el ex presidente catalán intenta burlar dicha sentencia atendiendo a las instrucciones de los mandos de los Mossos, que podrían aplicar los principios de "congruencia, oportunidad y proporcionalidad" en su intervención si Puigdemont llega acompañado de una multitud.
Los Mossos diseñan un operativo
A pesar de todo, los Mossos quieren evitar sorpresas cuando Puigdemont llegue a España y evitar en todo momento que la imagen del cuerpo pueda verse afectada por cualquier intervención, como detener a Carles Puigdemont.
Los agentes tienen, en realidad, poco margen de maniobra, puesto que supone el cumplimiento de una orden judicial, del magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena. En todo caso, intentarán garantizar la seguridad de todos y evitar cualquier espectáculo.
Los Mossos han diseñado un operativo, que tiene como objetivo realizar la detención en cuanto pise territorio español y evitar que todo pueda extenderse. Los agentes entienden que la concentración podría aumentar con el paso de los minutos y dificultar la acción policial.
Sin embargo, la policía catalana no espera grandes concentraciones ante la llegada del ex presidente ni que se puedan producir acciones violentas, puesto que se ha rebajado la tensión drásticamente respecto a los años más duros de la crisis. Sin embargo, sí entienden que se pueden producir momentos desagradables que podrían servir como catalizador de protestas y aumentar la tensión en las calles.
El momento que se intenta evitar a toda costa es su entrada en el Parlament. El presidente de la cámara ha prometido una actitud pasiva y los agentes tendrían que acceder con la cara descubierta, además de que su acción se vería limitada en este escenario.