Este lunes 16 de octubre a las 10 de la mañana vence el plazo concedido el Gobierno para que la Generalitat confirme si ha declarado la independencia de manera unilateral.
El ultimátum desde Madrid llega después de que Puigdemont anunciase la secesión de Cataluña en el Parlament para posteriormente suspenderla siguiendo con la vía eslovena, mediante la que se presionó al gobierno yugoslavo en 1991 a realizar un referéndum pactado.
En mitad de esta serie de desencuentros, cabe preguntarse, ¿qué pasará este 16 de octubre? ¿A qué escenario estamos abocados en un momento en el que la incertidumbre es máxima?
1 "El Govern no ha declarado la independencia, pero insta a La Moncloa a cumplir con el mandato popular"
La situación económica en Cataluña, las presiones del mundo empresarial y la intervención del expresident Artur Mas, pieza clave del procés en la sombra, parecen abocar la situación en este sentido, en el que todo se paralizaría para garantizar la estabilidad de la región.
A pesar de que las asociaciones soberanistas (ANC y Ómnium) junto con la CUP están presionando al Ejecutivo de Barcelona para que declare unilateralmente la independencia; el expresident Mas ha recordado que el mando "solo reside en Puigdemont", no en estos grupos, y que por tanto la capacidad de decisión tan solo reside en el actual líder catalán.
El problema reside en la baja confianza de los mercados. El bono catalán está calificado como 'basura' por las principales agencias de calificación internacionales. Los principales bancos han amenazado con huir definitivamente de Cataluña (su sede social ya no está allí) y Europa ha prometido no realizar concesiones al secesionismo para evitar un continente con "90 estados", en palabras de Juncker.
Todo ello hace que las palabras de Eulália Reguant, de la CUP sean premonitorias: "Va a haber corralito". La mayoría de la gente, ante la incertidumbre y el desconocimiento de la fortaleza de la nueva moneda, podría retirar el dinero en masa: nadie quiere que sus ahorros se devalúen. Un corralito evitaría esta situación, pero dañaría enormemente la capacidad económica del nuevo estado.
En esta situación, que ya se plantea desde el Govern, nacería un nuevo país con una economía bloqueada y prácticamente en la quiebra. Para evitar esta situación, en definitiva, el Govern plantearía una salida a largo plazo, con mayores consensos y, sobre todo, presionando a Madrid para que acepte el Referéndum.
2 "El Govern convoca elecciones ante la negativa del Ejecutivo español a organizar un Referéndum"
Ante la pérdida de entusiasmo del entorno soberanista, la presión de los mercados, la amenaza del 155 sobre la mesa y la declaración de los presidentes de ANC, Ómnium y el Major Trapero por un delito de sedición; el Govern necesita fuerza: legitimarse, al menos, de cara a su pueblo.
Si se convocan unas nuevas elecciones anticipadas, la Justicia española no podría actuar contra la cúpula del Govern y tendría dificultades para procesar a un ejecutivo que ha sido elegido por el pueblo en las urnas y recientemente.
Además, con la baraja de cartas sobre la mesa, los partidos soberanistas podrían plantear estos nuevos comicios como un verdadero referéndum con garantías. En un principio se descartaba una coalición del estilo JxSí, pero si se vuelve a plantear, con la CUP y con la independencia como único punto del programa electoral, Madrid tendría dificultades de negar ante la opinión pública, al menos, la necesidad de una consulta pactada.
El problema, en este caso, reside en que ERC se ha fortalecido y PDeCAT debilitado hasta el punto de que algunas encuestas lo sitúan como cuarta fuerza política. SIn una figura sucesoria clara en la formación conservadora y con Puigdemont sin voluntad de presentarse, parece difícil negar a Junqueras como cabeza de lista. Algo que no gusta en el sector moderado del PDeCAT, aún fuerte.
Por otro lado, en el entorno soberanista se teme el ascenso de Ciudadanos, que ya parte como principal partido de la oposición con 25 escaños, una cifra a la que jamás se ha acercado el PP, siquiera, en la época de Vidal-Quadras. La fuerte manifestación a favor de la unión y el papel de una candidata fuerte como Inés Arrimadas, puede impulsarla como presidenta de la Generalitat, en el caso de que los partidos no soberanistas consigan mayoría.
Por otro lado, los comuns de Ada Colau vivirían una situación difícil, obligados a posicionarse de una vez, y con unas divisiones internas en torno al referéndum que podrían dinamitar una formación que tiene visos de marcar la agenda catalana durante los próximos años.
El último escollo parte de la hoja de ruta marcada en el informe Enfocats, en el que se plantea la provocación de una respuesta contundente desde Madrid. Si se aplica el 155, se convocarían elecciones de inmediato. Unos comicios a los que las formaciones independentistas no acudirían y que escenificarían la desconexión de los catalanes con España. Una baza a jugar por parte del Govern que podría aportar buenos resultados.
3 "El Govern sí ha declarado la independencia"
Se trata de un escenario probable y que ayudaría al Govern a legitimarse ante una respuesta contudente de Moncloa, tal y como pide el informe Enfocats intervenido de la Guardia Civil y que ha servido como hoja de ruta del procés.
El Gobierno de Mariano Rajoy ya ha asegurado que cualquier respuesta vacilante o positiva implicaría la inmediata aplicación del artículo 155. Todo ello implicaría volver a las imágenes del 1-O y días posteriores, con un Govern desalojado y una airada población que saldría a la calle para protestar. ¿Volverían a sucederse las cargas? En Moncloa no quieren repetir la imagen pero, en caso de ir al 155, parece difícil evitarlas.
Además, los presidentes de las asociaciones pro-referéndum junto con el Major Trapero están citados ante la Audiencia Nacional por un delito de sedición, del que deberán defenderse el mismo día de la respuesta de Puigdemont. Si todo se junta el mismo día, quizás, saldría ganando el soberanismo
Si se consuma, Puigdemont junto con la plana mayor de su Govern, socios y aliados habrían incurrido en un delito de sedición (ruptura del país), rebelión y prevaricación; por lo que la Fiscalía podría actuar de oficio y detener inmediatamente a la cúpula del Ejecutivo, una imagen desastrosa para España.
En cuanto a la economía, la máxima incertidumbre hundiría la bolsa española y sobre todo a las corporaciones catalanas, con un golpe del que tardaría en recuperarse. Y no solo eso: hay eventos importantes como el Mobile World Congress de Barcelona que, pese a todo, penden de un hilo. Nadie, con excepción del círculo más íntimo del Govern, sabe qué pasará mañana. Una completa incertidumbre que no favorece a nadie.