Todos queremos cuidar al medio ambiente e incluso muchos pensamos que, en general, son pocas las medidas que se toman para preservar a distintas especies animales. A nadie le gusta que, por ejemplo, las pobres ardillas tengan que cruzar una autopista repleta de vehículos, donde muchas de ellas pierden la vida.
Esa misma situación se estaba produciendo desde siempre en Países Bajos, en una carretera que une el llamado Bosque de la Haya y el parque Clingendael.
Muchas ardillas perdían la vida cruzando entre estos dos puntos, por lo que el gobierno del país no dudó en realizar una importante inversión para garantizar la seguridad de los roedores. ¿Qué mejor que construir un puente para que las ardillas puedan cruzar por encima de esa temible carretera sin problema? En 2012 se pusieron manos a la obra para hacer realidad esta peculiar idea, con la que además no se reparó en gastos: 144.000 euros, todo por el bien de los animales.
Este proyecto, que fue presentado como uno de los grandes ejemplos del país con la intención de proteger a la fauna local, ha resultado ser un absoluto fracaso.
Ya no solo es que el dinero gastado sea considerado por muchos una cifra demasiado elevada, sino que se han ido sumando errores que han propiciado esta inevitable conclusión: las ardillas no utilizan el puente. De hecho, parece que apenas han sido unas pocas las que han decidido utilizarlo desde su construcción.
Al principio no hubo motivo para dar la alarma, ya que parecía algo normal que los animales tuvieran que adaptarse al nuevo entorno y a esta nueva construcción antes de comenzar a utilizarla. Pero no, parece que después de años podemos confirmar que esta propuesta, bien intencionada en un principio, ha terminado siendo un derroche de dinero sin resultados palpables. Las ardillas siguen cruzando por la carretera y el puente está presente allí, como un espectador más. Uno muy caro, cabe destacar.
El Partido de los Animales en Holanda ha calificado a esta obra como una "política de símbolos aplicada sin la necesaria labor de investigación", apelando a que el Gobierno estaba más preocupado de dejar ver lo bien que lo estaban haciendo con el medio ambiente que de realmente aplicar algo que funcionara, ya que de primeras (para ellos) el puente debería haber sido construido de madera y no de metal, que hubiese sido mucho más atrayente para los roedores.
O, quizás, es que el transporte a pie a un método que, directamente, las ardillas vienen irgnorando desde hace tiempo. Por todos es sabido que han dejado de saltar de rama en rama para hacer ski acuático.
Y las más modernas incluso se han pasado a los altos vuelos. Algunas comienzan a pedir compartimentos privados en los aviones y todo.
Nuevas declaraciones
Ante estas críticas, el Ayuntamiento afirmó que las labores de investigación se habían realizado y que el puente estaba perfectamente construido, pero después de todo este tiempo, su fracaso parece evidente. Ahora se han vuelto a dar nuevos datos y declaraciones para calmar los ánimos, afirmando que a pesar de que las ardillas no suelen utilizarlo para cruzar, ahí está, por lo que servirá para aquella que sí que deseen cruzar. Además, han querido dejar claro que este costoso puente no ha supuesto ningún gasto en los bolsillos de los ciudadanos.
Al final, nos quedamos con unas pobres ardillas que siguen teniendo que cruzar por una autopista por la que deben jugarse la vida, mientras un puente inútil pero muy caro observa diariamente la escena.
