Lo que ha pasado en un pueblo pequeño de la provincia de Módena, en Italia, es lo más parecido a la historia que narra entre sus páginas el Nuevo Testamento de la religión cristiana. Cuando Jesucristo, en una boda en un pueblo llamado Caná, convirtió el agua en vino. Aquí los vecinos vieron cómo de los grifos de sus casas comenzó a salir vino, el dulce néctar de Baco.
No, no fue un milagro divino, pero el vino que salía de sus grifos era tan real como la vida misma. La cara de asombro de los vecinos fue mayúscula, aunquese trataba de una pequeña averíade una bodegade la zona. Esta se encuentra conectada al suministro de agua corriente del pueblo, pero una rotura en una de sus tuberías y el mal funcionamiento de una de sus válvulas hizo que el vino acabara en el servicio de agua.
Algunos se aprovecharon
Los vecinos alertaron de este "milagroso" hecho a la empresa responsable del suministro de agua corriente para pusiera solución. Los técnicos tardaron un tiempo en llenar y arreglarlo, tiempo que aprovecharon algunos habitantes de la localidad para llevar varias botellas de vino, según narraron varios medios de la zona. ¿Quién no hubiera hecho lo mismo?
Este lambrusco, un vino muy valorado de la zona corrió durante varias horas por las tuberías y grifos de este municipio de la provincia de Módena. Las autoridades locales pidieron perdón a los habitantes por tal avería y prometieron actualizar el sistema de tuberías. Eso sí, mientras unos se quejaban -pocos-, otros aprovechaban para llenar su bodega.