La estadounidense Sarah White dice haber encontrado la solución para hacer que los hombres se sinceren realmente durante sus sesiones de terapia. La resupuesta está en la desnudez, terapia mediante la cual White ha conseguido acercarse, supuestamente, de una manera más efectiva a sus clientes.
Cree que irse desnudando a lo largo de la sesión se traducirá en un desnudo del subconsciente del cliente, que sin darse cuenta, se irá abriendo cada vez más. "Durante las sesiones uso el poder de la excitación para ayudarte a ganar más control sobre tu vida", ha comentado a DailyMail.
El objetivo es usar la desnudez para que puedas entenderte mejor a ti mismo y al mundo, para que puedas sentirte bien y poderoso y que la excitación que sientes durante las sesiones se traduzca en una mayor excitación fuera de ellas
Esta nueva y original forma de tratar a los pacientes ha despertado el interés de decenas de personas que en su mayoría, algo que no sorprende, son hombres.
White comenzó a estudiar psicología en la universidad, pero mientras estudiaba se dio cuenta de que había algo que fallaba y que faltaba en la terapia tradicional, que, según ha ido descubriendo mediante la experiencia profesional, es un interés y un tratamiento abierto de la sexualidad.
Especialmente para los hombres, que están menos predispuestos a ir a terapia, es más interesante, más tentador, más emocionante. Es una forma más inspiradora de afrontar la terapia
Cómo funciona la terapia
En su entrevista con el periódico británico, White cuenta que en la terapia clásica le da la sensación que en vez de animar a las personas a abrirse, se produce el efecto contrario. Por eso ella comienza las sesiones vestida, pero durante el trancurso de la hora que duran sus citas, se va quitando la ropa hasta quedar totalmente desnuda.
Para asegurar su bienestar físico, las primeras sesiones, que cuestan 150 dólares, se realizan vía webcam y a través de chat, normalmente mediante Skype. Una vez que se establece un vínculo con el cliente y ella comprueba que hay un respeto mutuo, si cree que es necesario, se continuan las sesiones de forma presencial.
Ahora mismo tiene alrededor de 30 clientes a los que divide en estudiantes universitarios que tienen problemas sexuales, hombres de mediana edad con asuntos por resolver en sus relaciones y hasta algunas mujeres que se sienten más cómodas hablando con una igual desnuda.
El objetivo es demostrarle a los pacientes que no tengo nada que ocultar y animarlos así a ser más honestos
Compara su técnica a la asociación libre que usaba Freud, aunque ella lo cambia y usa la desnudez. Sus clientes pueden concertar la sesión a través de su página web. Las técnicas que usa no están avaladas por ninguna asociación de salud mental y es importante mencionar que la joven no llegó a graduarse.
Para aclarar posibles dudas, explica que las relaciones sexuales están completamente vetadas entre ella y sus pacientes, aunque uno puede tocarse a sí mismo como le plazca si ello se traduce en una mayor relajación.