El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha iniciado una guerra de aranceles con sus socios tradicionales, incluyendo a sus vecinos México y Canadá; así como sus aliados de la OTAN, con especial incidencia a la Unión Europea.
Bruselas ha contraatacado la agresiva política de Washington con una respuesta similar. Esto provocará que algunos productos vayan a subir de precio desde el 1 de abril de 2025, ante las tasas que la Administración Trump ha impuesto al acero y aluminio europeos.
Los productos afectados son múltiples, pero incluyen varias categorías de marcas muy conocidas por todos. Entre ellos, se encuentran los populares vaqueros Levi's, el whisky Bourbon o las motocicletas Harley-Davidson. En todo caso, esto afectará a productos de firmas estadounidenses y el producto español u originario de otros países se mantendrá en el mismo precio.
Pero no son los únicos artículos que se verán afectados. Los productos agrícolas estadounidenses se enfrentan a nuevas tarifas que encarecerán sus productos en el mercado europeo, al igual que ocurrirá con los medicamentos envasados, uno de los principales productos que Estados Unidos exporta España.
Respuesta a Washington
La orden aprobada por la Unión Europea es una contramedida a los aranceles del 25% que Estados Unidos ha aplicado recientemente al acero y aluminio procedentes de Europa. La Comisión Europea ha criticado abiertamente estas medidas porque considera que perjudican al comercio transatlántico y a todas las partes, porque se traducen en incrementos de precios innecesarios.
Esto es lo que precisamente ocurrirá con algunos productos procedentes de Estados Unidos, que verán incrementado obligatoriamente su precio como respuesta a la nueva guerra comercial. Un giro que ataca el libre comercio y supone un retroceso en el proceso de globalización que ha vivido el mundo durante las últimas décadas.
Con este contexto, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha mostrado la voluntad de la Unión Europea para iniciar un proceso de diálogo con Estados Unidos, para buscar una solución que evite una escalada en las tensiones comerciales.
Los riesgos de mantener una guerra comercial prolongada en el tiempo pueden afectar a la economía, el empleo y crecimiento económico. De hecho, el riesgo de una recesión en Estados Unidos crece con el paso de los días y su desaceleración podría provocar un efecto arrastre en el resto de economías.
