Al menos seis personas han sido procesadas en el Reino Unido por adquirir muñecas sexuales con aspecto infantil. Las acusaciones llegan por parte de la Agencia Nacional del Crimen como parte de una gran operación contra la pornografía infantil.
Las muñecas, de gran parecido con niñas reales, se vendían a través de portales como Amazon y eBay y se producían en países asiáticos como China o Japón. Las muñecas se estaban vendiendo sin ningún tipo de control y además sus adquisiciones estaban aumentando de forma alarmante en las últimas fechas.
El debate, como en el caso de las muñecas realizadas para permitir violaciones, está servido: mientras algunos defienden que estos instrumentos ayudan a los pedófilos a controlar sus impulsos, en otros casos se afirma que por culpa de estos muñecos los pederastas únicamente aumentan su deseo de cometer otro delito.
Las muñecas, que pesan alrededor de 25 kilos y cuentan con un precio superior a los mil euros, ya han sido requisadas: 123 unidades en total que han llevado a seis de los siete acusados a afrontar sendos cargos por distribución de pornografía infantil.
La investigación llegó gracias a la normativa que permite a los agentes de aduanas incautar todo aquel contenido que consideren ofensivo, obsceno y sobre todo, que represente un posible delito.
Un médico pediatra certificó que los productos imitaban a la perfección la anatomía de una persona infantil, lo que fue considerado por la Justicia como un producto más de pornografía infantil, que puede constituir hasta dos años de prisión en caso de tenencia; o de uno a cinco años en caso de distribución en nuestro país.
En Gran Bretaña, donde sucedió este caso, ya existe un precedente de similares cartacterísticas, el de Andrew Dobson, un hombre de 49 años que fue encarcelado 32 meses por importar una muñeca sexual a Reino Unido.