Cabalgatas, carriles bici y contaminación aparte, el asunto que protagoniza todas las conversaciones en la capital es la limpieza de sus calles. Y no solo ahora: fue la segunda preocupación de los madrileños según varias encuestas realizadas en 2013 y 2014. Siendo un problema heredado de la anterior administración Botella, se afianzó como uno de los puntos fuertes del programa electoral de Ahora Madrid.
Pero ocho meses después de su triunfo, la ciudad sigue estando bastante sucia. Hasta 10-15 días se alarga la recogida de basura en calles secundarias, hecho que continúa creando dolores de cabeza tanto a ciudadanos de a pie como a comerciantes. Así que preguntémonos: ¿tiene realmente la culpa Manuela Carmena de la suciedad en Madrid? ¿Por qué no se están cumpliendo los servicios de limpieza como deberían?
1 La herencia del contrato interminable
El anterior equipo de gobierno encabezado por Ana Botella siguió la línea marcada por Alberto Ruiz-Gallardón: considerar la privatización como método elegido para gestionar el servicio de limpieza de la ciudad. La encrucijada empezó cuando también hubo que lidiar con la deuda municipal, descomunal ya en aquel entonces (7.000 millones de euros). Botella se comprometió con el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, a llevar a cabo un plan para reducir dicha deuda.
En ese contexto nació el actual contrato de ocho años (hasta 2021), por el cual se abonan 20 millones al mes a cuatro contratistas: Sacyr, Ferrovial, Obrascón y OHL-FCC. Prima más en el concurso los aspectos económicos que los medios humanos y materiales, con cláusulas como "los ejes principales [...] se limpiarán diariamente. Para el resto de vías la frecuencia mínima será la necesaria". Ana Botella ya tuvo entonces que responder a críticas por la suciedad de Madrid.
No debería sorprendernos. Gracias a la crisis, los contratos a la baja son algo ya tan español como el flamenco o Manolo 'El del bombo'.
2 El descenso de trabajadores tras la huelga de limpieza de 2013
Consecuencia de licitar dichos contratos de servicio, en los que Botella ahorró un 23%, fue la intención de las empresas adjudicatarias de despedir a 1.400 trabajadores de un total de 6.000. Los sindicatos se negaron en redondo a este ERE, organizando una huelga que duró dos semanas. Trece días en noviembre de 2013 que llevaron a Madrid a la primera plana de la prensa internacional.
El conflicto se solucionó con un acuerdo que consiguió que no hubiese ningún despido permanente, pero a cambio los trabajadores aceptaron diferentes ERTE y una congelación salarial que produjo desigualdades con otros cuerpos de barrenderos de otras ciudades españolas. Y diréis, ¿qué es un ERTE? Pues un Expediente de Regulación Temporal de Empleo por el cual un trabajador no ejerce (y no cobra) durante varias semanas al año para después volver a su puesto.
Desde entonces, los sindicatos se quejaban regularmente de que nadie en el Ayuntamiento vigilaba el cumplimiento de los criterios de calidad suscritos. El equipo de Botella no exigía un mínimo de personal a las empresas, ni se planteaba posibles sanciones si no se cumplía con los contratos. Una carta blanca que al final ha resultado ser más oscura de lo que parecía.
3 Los primeros meses de Carmena
Manuela Carmena arrebató la victoria a Esperanza Aguirre con la ayuda del PSOE y declaró que su intención era seducir a todos los madrileños. Y trabajo no le iba a faltar. Se encontró con una bajada del 30% en cuanto a trabajadores de limpieza se refiere, de 6.315 a 4.934, en dos años.
Por eso se puso manos a la obra y una de sus primeras medidas fue la readmisión de 500 barrenderos como consecuencia de la retirada progresiva de los ERTE. Algo que se vendió como un éxito justificado desde todas las plataformas que confluyeron en Ahora Madrid.
Así mismo, Inés Sabanés (Concejal de Medio Ambiente y Movilidad) hizo público que se tuvieron que realizar 25 actuaciones de urgencia en lugares donde era necesario. Un prólogo de lo que luego se conocería como 'limpiezas intensivas', limpiar a fondo barrios.
"El Ayuntamiento no les va a tolerar lo que hasta ahora se les ha tolerado" comentó en septiembre Carmena, en relación a las subcontratas. Y meses después se mantiene la misma suciedad. Especialmente en la periferia, cuyos lotes se gestionan de forma separada a los demás. En Usera, Carabanchel y Villaverde se gasta la mitad por persona que en el centro, de 73 a 36 euros aproximadamente. Una desigualdad evidente.
4 Se habla mucho de los errores del anterior gobierno, pero... ¿propone algo Carmena?
Para suplir esa notoria desigualdad entre distritos, Ahora Madrid pretende ampliar la cobertura en los lugares más damnificados hasta los 60 euros por persona. De esta forma no será tan llamativa la diferencia al salir de la M-30.
Otra parte del problema se ha achacado a la falta de civismo de los madrileños. Ordenanza en mano, se podrá multar hasta con 750 euros a aquellas personas que dejen bolsas de residuos fuera de los contenedores. Para este fin, Manuela Carmena intensificará las inspecciones en los más de 200 puntos negros que tiene la capital. Dicha vigilancia tiene un propósito preventivo para que no se produzcan montañas de desechos.
También ha trascendido que el consistorio va a gastar 20,5 millones de euros en la compra de 80 nuevos camiones. Una vez que se fabriquen, se irán añadiendo gradualmente a la flota actual de 400 unidades como medida de urgencia para sustituir los más antiguos.
En recientes declaraciones a laSexta, Sabanés reconoció que las concesionarias "no están cumpliendo sus contratos". Y que, por tanto, "habrá que buscar alternativas". Una de esas alternativas pasa por la rescisión, incluso unilateral, de los acuerdos con las empresas. Según varios medios de comunicación, esto podría plantearse a partir de febrero, si "no hay una posibilidad objetiva y real de cumplir el contrato". Un ultimátum con todas las letras.
5 ¿Se remunicipalizarán los servicios de limpieza?
Si se rescindiera el contrato, muchas voces abogan por que se acabe remunicipalizando el servicio. Lo que significa, en cristiano, que sería de nuevo el Ayuntamiento el que se encargase de la recogida de basura y limpieza de las calles. Sin intermediación de subcontratas. Así lo dijo de claro Carmena: "me planteo remunicipalizar el servicio. Si las empresas no cambian de actitud habrá que ir a una actuación contractual que nos permita limpiar al Ayuntamiento".
Aunque esta opción disfrute de la aprobación de los sindicatos, sería muy complicada su ejecución ya que, además de la rescisión, habría que incorporar al cuerpo de trabajadores del Ayuntamiento a esas 4.000 personas que ya tienen obligaciones contractuales con cuatro empresas distintas.
Está claro que no podrán dejar aparcado el tema mucho más tiempo, sabiendo que en el último mes se recibieron 7.000 quejas sobre este asunto.
¿Vosotros qué opináis? ¿Conseguirá Manuela Carmena mejorar el servicio? ¿Volverá a ser responsabilidad directa del Ayuntamiento?