Un agente de la Policía Nacional destinado en la localidad de Alcalá de Henares ha sido condenado a dosa años de cárcel por torturar y humillar con comentarios de corte xenófobo y vejatorio a un detenido en los calabozos de la comisaría.
El Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha declarado probado que el agente golpeó al detenido en reiteradas ocasiones con puñetazos, patadas y con la defensa extensible después de lanzar el citado comentario. La sentencia no es firme y apunta a que otro policía intentó encubrirle, así como ocultar la agresión a los jueces.
Los hechos tuvieron lugar en los calabozos de la comisaría de la ciudad complutense en enero de 2017. La víctima había sido detenida a primera hora de la mañana en una discoteca de la localidad y acusada de agredir a agentes de la Policía y mostrarse nerviosa y violenta. Una vez en los calabozos, a primera hora de la mañana, pidió algo de comer y recibió una respuesta de corte xenófobo por parte del agente que custodiaba su celda en ese momento: "A los moros solo se les da agua", le lanzó el policía.
Fue en ese momento cuando empezaron los golpes. Fueron varias tandas de puñetazos y patadas por todo el cuerpo que terminaron con un golpe en la cabeza del detenido con la defensa reglamentaria. Los partes médicos de la Casa del Socorro dejaron constancia de todas esas lesiones y golpes después de que el policía encargado del atestado comprobase alarmado que el detenido tenía unos golpes y magulladuras en la cara que no tenía cuando fue traído al cuartel a primera hora de la mañana.
El resultado de la condena de dos años de cárcel todavía no es firme, por un delito de tortura y otro de lesiones. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha decidido confirmar la sentencia que también le impuso 8 años de inhabilitación para ejercer como policía nacional, una multa de 240 euros y una indemnización de 6.700 euros para la víctima, según adelanta el portal Noticias Jurídicas. El Estado se declara responsable civil subsidiario.
El agente, por su parte, ha asegurado que el detenido fue quien empezó a estrellar su cabeza contra los barrotes mientras amenazaba con denunciar a todos los presentes y que fue el agente quien resultó agredido cuando entró en la celda para intentar calmarle. Asegura que en ese momento le redujo utilizando una técnica de artes marciales, 'Ippon seoi nage', pero sin aplicar mayor fuerza de la necesaria.
Los magistrados también deslizan posibles responsabilidades sobre el compañero del agente que perpetró la agresión, al no impedirla: "Pudiera haber tenido una participación omisiva, por la que no se le acusa, que arrancaría de su condición de agente de la autoridad y como tal obligado a la evitación de los delitos y en su caso a la persecución y mucho más cuando se está cometiendo en su presencia".
Agresión racista
Los jueces no han presentado dudas sobre los hechos y han llegado a la conclusión de que el detenido fue víctima de una agresión racista y que no se autolestionó estampándose contra los barrotes de la celda, como aseguró el policía nacional acusado.
Sus lesiones, tal y como dijo la Audiencia en primera instancia, son "totalmente incompatibles con lesiones producidas por autogestión por el mismo ni en el coche policial ni en el calabozo con las rejas", ya que tenía golpes en la cara, pero también en la zona lumbar y en la espalda.
La sentencia de la Audiencia, que ahora ratifica el Tribunal Superior, recuerda que la función de los policías nacionales es contraria al trato que ha sufrido el detenido: "Deben de velar por su seguridad e integridad, por más que el detenido les insultara o incluso hubiera agredido a sus compañeros durante esta madrugada".