Nueve predicadores evangélicos alemanes han pasado una semana de prisión acusados de desatar el caos en el Metro de Valencia. Los religiosos llegaron a realizar todo tipo de proclamas y lemas que dejaron paso al pánico en los vagones, tal y como relata el diario El País.
Los detenidos, que ya se encuentran en libertad, proceden de Alemania y ahora se encuentran retenidos en nuestro país sin la posibilidad de regresar a sus casas hasta que la Justicia decida. Sobre todo, porque tienen la obligación de presentarse en el juzgado cada martes, tras pagar 3.000 euros de fianza con la que evitar la prisión preventiva.
Petros Tsorakis, uno de los predicadores de padre griego y madre española, ha insistido en todo momento en que los hechos forman parte de una confusión. Y señala directamente a un joven que presuntamente les parodió como el responsable real de todo lo sucedido.
Tras abandonar la prisión preventiva, el grupo no deja atrás ninguno de sus problemas con la Justicia. Sin contar con antecedentes penales, ahora enfrentan sendos delitos de desórdenes públicos, castigados con penas de prisión de entre uno y seis años de cárcel.
Este delito se contempla en el Código Penal para quienes alteren la paz pública con actos de violencia sobre personas o cosas o amenacen con llevarlos a cabo en un lugar concurrido.
Los abogados creen que la acusación "no se sostiene"
El proceso continúa hacia adelante, aunque los abogados del grupo de nueve predicadores ya han dibujado las primeras líneas de defensa: creen que la acusación no se sostiene.
Por otro lado, el secretario ejecutivo de la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (Ferede), Mariano Blázquez, considera que "nuestro país muestra poco respeto hacia otras confesiones que no representan a las expresiones catolicas". Y tanto los abogados como el líder de la organización evangélica coinciden en que únicamente se puede acusar al grupo de "torpeza".
Sin embargo, el proceso continúa hacia adelante y, teniendo en cuenta la lentitud de la Justicia en España, puede alargarse durante un largo período en el tiempo.
Creyeron que era un atentado terrorista
Los hechos que ahora se investigan se registraron el pasado sábado 4 de agosto a las once y media de la noche. Allí se encontraba, un convoy de la línea 3 del Metrovalencia completamente lleno, sobre todo, jóvenes dispuestos a salir de fiesta.
El grupo de predicadores se subió en la estación de Xàtiva y solo viajaron dos paradas,cuando fueron arrestados en Albereda. En los cuatro minutos que duró el trayecto, los viajeros realizaron varias llamadas de socorro ante lo que creían que se trataba de un atentado terrorista.
Los viajeros creían que eran árabes (algunos procedían de países de Oriente Próximo y el Cáucaso) y gritaban mensajes amenazantes con un megáfono: "arderéis en el infierno" o "vamos a morir todos". Cuando se abrieron las puertas del convoy, los viajeros salieron corriendo e incluso una mujer se lesionó.
El grupo asegura que habían repetido las prédicas durante todo el día, con frases del estilo: "Tenemos un mensaje para vosotros,. Este metro está lleno de pecado, de drogas, de fornicación, de alcohol". Y, aseguran, la gente estaba "muy tranquila, algunas chicas incluso se reían".
Por todo ello, achacan el caos a un joven que decidió burlarse de sus prédicas, al grito de "¡Vamos a morir todos!", que derivó en la estampida. "En el vídeo se escucga cómo el mismo chico dice enseguida: '¡Es broma!', pero la cosa ya se había ido de las manos", aseguran su defensa.