¿Donde está la barrera entre una relación consentida y la violación? Muchas mujeres piensan que solo se trata de una agresión sexual cuando un desconocido te aborda y te ataca violentamente, pero esto no es así. En el momento en el que la víctima dice 'no', pero la otra persona continúa lo que se esta perpetrando es una violación. Esto es lo que les ha costado ver a cientos de mujeres, que años después y tras mucho esfuerzo, han admitido que su primera vez fue una violación.
Según la Federación de Asociaciones de Asistencia a Víctimas de Violencia Sexual y de Género, solo el 15% de los casos se corresponden con la violación por asalto. El porcentaje restante se debe, en mayor parte, a mujeres que comenzaron diciendo que 'sí', pero que por cualquier motivo acabaron diciendo 'no', aunque su victimario decidiera hacer oídos sordos y continuar con el acto sexual.
"Yo le decía que no estaba preparada y él me insistía. Al final accedí, pero yendo a un lugar tranquilo me eché para atrás y le dije que no estaba segura. Así que volviendo a casa nos dimos un beso y él empezó a intentarlo. Mientras me quitaba la ropa le iba diciendo que no, hasta que se me bloqueó el cuerpo y el habla" relata Pamela Palenciano para El Diario.
No solo duelen los golpes
El caso de Pamela, aunque no es el único, es el más conocido, ya que a raíz de su experiencia decidió ayudar a las mujeres que pasaban por su misma situación. Su labor se centra mayormente en acudir a colegios e institutos para relatar su monologo 'No solo duelen los golpes', con el que a parte de contar su historia, intenta inculcar los valores necesarios para prevenir, identificar y enfrentarse a estas situaciones. "Veo sus caras cuando cuento el episodio de violencia sexual, veo cómo me miran y cómo algunas agachan la cabeza. No hay monólogo en el que no lo haga una, al menos, o se acerque al final a decirme que le ha pasado lo mismo".
Pamela tardó siete años en comprender que lo que le ocurrió con 13 fue una violación. Al principio comenzó restándole importancia al hecho: "cuando te violan te fuerzan y a mi él no me forzó (...) lo hizo con todo el amor del mundo". No dar relevancia al suceso es un patrón común en estos casos de agresión, pero desde la federación insisten en concienciar a las mujeres de que 'no' es 'no'.
El mito del amor adolescente es una trampa para estar mujeres
Beatriz Bonet, presidenta de la federación, ha recopilado varios relatos de chicas a las que preguntó cómo fue su primera vez. "Muchas de ellas no me contaron una primera vez, lo que me estaban contando eran una agresión sexual". La mayoría de estas historias están unidas por dos patrones frecuentes: los amores en la adolescencia y las relaciones en ambientes festivos.
Yo al principio no quería, pero me insistió tanto... si total, no era feo
Había bebido muchas copas y cuando me desperté estaba encima de mi, pero yo creo que no es nada
Si ya le he dicho que sí ahora no le voy a decir que no
Estas son las afirmaciones patrón que suelen darse en los relatos. En referencia a los adolescentes, hay que tener en cuenta que se ha instaurado el canon social de que si no se mantienen relaciones durante el noviazgo la relación no es completa. La afirmación de que "si no te acuestas conmigo es porque no me quieres" es muy frecuente, y un tipo de coacción y manipulación de la víctima.
Miedo a denunciar
La mayoría de las mujeres no denuncia estos sucesos, porque aparte de normalizar la agresión, los sentimientos de vergüenza y culpabilidad acaban invadiendo su conciencia. "Cuando le dije que no la primera vez él se enfado y yo pensaba que era por mi culpa, porque en un principio le dije que sí" ilustra Pamela. Las víctimas suelen pensar que han bebido demasiado, que se insinuaron o que la ropa que llevaban puesta no era la adecuada. A estas cuestiones no ayuda que en el momento de denunciar se les haga preguntas del tipo "qué llevabas puesto" o que en los medios se critique la vestimenta que llevaban chicas desaparecidas.
El miedo a denunciar ha encontrado otro aliado con la aparición de las nuevas tecnologías, ya que muchas chicas acaban siendo coaccionadas a callar lo sucedido ante la amenaza de distribuir material comprometido a través de las redes o de contar falsos bulos sobre el episodio.