Tras la sorprendente y aplastante victoria de Donald Trump sobre Hillary Clinton, con 276 votos frente a los 219 de la candidata demócrata, el nuevo y caricaturesco Presidente de Estados Unidos ha salido a hacer declaraciones frente a sus seguidores en el centro de convenciones Javits Center, en Manhattan, Nueva York.
Las primeras palabras de Donald Trump como presidente electo han sido mucho más suaves que toda su campaña, donde se ha mostrado como un político conciliador y moderado.
Lo primero, ha sido casi la única persona que ha tenido noticias de Hillary Clinton, que en esta noche electoral (en la hora americana) no saldrá a dar declaraciones: "Acabo de recibir una llamada de la secretaria Clinton. Nos ha felicitado a todos por la victoria [habla en plural]. Y yo le felicité, y a su familia, por una campaña muy luchadora".
Se ha mostrado conciliador y parece mentira sus anteriores declaraciones racistas y discriminatorias para parte del país: "Ahora es la hora para que América cierre las heridas de la división, para todos los republicanos, demócratas e independientes les digo lo mismo: es hora de que nos juntemos como un pueblo unido. Seré el presidente de todos los norteamericanos".
En la misma línea, declaraba que su campaña ha sido "un movimiento hecho de millones de personas que quieren a su país y quieren un futuro más brillante para ellos y sus familia".
No ha dicho nada del muro de México
Se ha centrado en sus medidas más generales y menos polémicas: "Vamos a arreglar la ciudades, las autopistas, los puertos, los hospitales. Nuestra infraestructura será la mejor del mundo".
También se ha dirigido a la comunidad internacional, dada la influencia que el país norteamericano tiene sobre el resto del planeta, y que ha hecho que desde todos los países occidentales viviéramos estas elecciones como si fueran las nuestras propias: "Tendremos buenas relaciones con aquellos países que estén dispuestos a llevarse bien con nosotros. Quiero decirle a la comunidad internacional que, aunque pondremos a los Estados Unidos primero, trataremos con justicia y equidad a todas las naciones". En esta línea, el primer dirigente en el que pensamos al hablar de buenas relaciones con Trump es Vladimir Putin, uno de los políticos con peor popularidad de occidente. Desde España, el presidente Mariano Rajoy ya felicitaba por Twitter al nuevo presidente americano.
El discurso ha sido muy medido y se ha centrado, una y otra vez, en su papel conciliador: "Me comprometo ante todos los ciudadanos que seré el presidente de todos los estadounidenses", y ha afirmado que lo hará sin hacer diferencias de "raza, religión u origen". Pero aún resuenan sus palabras ofensivas sobre la población musulmana, a la que dice que no dejará entrar en el país, y a la comunidad latina, al prometer que construiría un gran muro entre México y Estados Unidos, y lo iba a pagar el país vecino.
En definitiva: "Para los que eligieron no apoyarme, todavía quedan algunos, les doy la mano pidiéndoles ayuda para que podamos trabajar todos juntos para unir nuestro gran país. ¿Intenta mantener el ambiente tranquilo ante el evidente descontento con su elección?