La revolución científica está permitiendo algunos hitos que serían impensables. ¿El último? Un transplante completo de cabeza, de un cuerpo a otro y que permitirá a una persona recuperar una vida que prácticamente daba ya por perdida.
Será Valery Spiridonov, un programador ruso de 30 años que padece una atrofia muscular espinal, una grave enfermedad genética que afecta especialmente a la movilidad, tal y como informa el diario Daily Mail.
La operación, que cuenta con múltiples riesgos, será realizada en China, puesto que permite mayores facilidades y un menor coste, en total 15 millones de dólares frente a los 100 que habría que pagar en Europa o Estados Unidos.
La intervención será directamente capitaneada por el neurocientífico italiano Sergio Canavero, que ha marcado una meta de dos años para comprobar que la efectividad de su intervención es un éxito. Aunque, eso sí, mantiene las posibilidades en el 99% para dicha fecha, y aún tras dicho período, no descarta el riesgo de que algo no funcione correctamente.
Spiridonov, mientras tanto, no tiene miedo de enfrentarse al quirófano. "Sin duda la operación se realizará cuando el doctor y los expertos estén un 99% seguros de su éxito. Tengo que hacerlo porque no tengo muchas opciones. Mi decision es definitiva y no puedo cambiarla", ha declarado a Fox News.
Sin embargo, gran parte de la comunidad científica se muestra reacia a este tipo de intervenciones. Al parecer, a la hora de volver a conectar la espina dorsal y el resto de conexiones nerviosas, pueden surgir múltiples problemas. Muestra de ello han sido los experimentos que algunos científicos han realizado con animales, en los que se han vislumbrado severas dificultades y en muchos casos no se ha podido salvar la vida del paciente.
Un ejemplo de estas intervenciones se dio en 1970, cuando el científico Robert White implantó la cabeza de un mono en el cuerpo de otro, aunque este sólo sobrevivió una semana porque el nuevo cuerpo terminó rechazando la cabeza.
Mientras tanto, Spiridonov sabe que va a tener que ser inducido a un coma durante un período de dos a tres semanas, mientras que los nervios de la m´édula espinal son estimulados con electricidad para que funcionen de nuevo.
Además, el nuevo cuerpo ha de llegar por parte de una persona que haya fallecido por muerte cerebral y durante la operación, que durará en total 36 horas, se debe de garantizar el suministro de sangre alrededor del cuerpo del donante y la cabeza del receptor.
Problemas éticos
En Italia, país de origen del cirujano Canavero, algunos medios se han dedicado a apodarle como "doctor Frankenstein", puesto que ven en esta intervención una especie de "jugar a ser Dios" que, a su juicio, puede contradecir las normas éticas básicas. Algunos, incluso, llegan a opinar que se trata de un sádico o un loco que ha elaborado una estafa muy bien preparada y han llegado a calificar su intervención como "eutanasia cara" o, incluso, simple "asesinato".
Sin embargo, Canavero no encuentra el dilema ético en este tipo de intervenciones, a pesar de que la operación cuenta con múltiples riesgos y posibilidades de no terminar con el éxito esperado.
"Si uno tiene una enfermedad degenerativa, no hay un problema ético. Con pacientes de este tipo, el transplante se hace, y punto. No me interesa lo que piensen otros. No me importa lo que dicen los italianos", ha asegurado en declaraciones a la prensa.
Por todo ello, Canavero no comprende el dilema que se le plantea y se escuda en que su operación puede ayudar a salvar vidas o, al menos, a mejorar la salud de sus pacientes.
La historia de Valery Spiridonov
Valery Spiridonov es el nombre de la primera persona que se ha atrevido a prácticamente jugarse la vida con tal de conseguir evitar una enfermedad que aqueja su rutina básica: la atrofia de Werdning-Hoffman.
Este trastorno es el tipo más grave de atrofia muscular espinal, una enfermedad degenerativa rara que se manifiesta en los primeros meses de vida y que provoca dificultades para moverse, comer, tragar e incluso respirar. De hecho, sus posibilidades diarias se ven muy limitadas por este trastorno al que Valery quiere, por fin, poner coto.
Spiridonov, sin embargo, es todo un superviviente: la enfermedad suele provocar trastornos respiratorios serios y los niños que sufren esta enfermedad suelen morir a los pocos meses de vida. Él, sin embargo, ha sido uno de los pocos que ha conseguido sobrevivir.
Este informático consiguió resguardarse de su dolencia encerrándose en el mundo de la ciencia ficción. E investigando sobre casos curiosos, Spiridonov terminó leyendo con tan solo 12 años los experimentos que había realizado en los 70 el cirujano Robert White, que transplantó la cabeza de un mono a otro, aunque sin éxito: "por ser un niño interesado en la tecnología y la ciencia ficción, para mí el reemplazo completo y total de todas las partes del cuerpo que no funcionaban sonaba interesante y lógico".
Si todo termina con éxito, Spridonov ya tiene clara su nueva vida: "hacerle el amor de forma apasionada a mi novia. Montarme en una moto deportiva y atravesar carreteras que bordeen el mar. Tener una familia e hijos. Una vida normal". Deberemos de esperar, en principio, a que llegue diciembre para saber si este informático ruso ha podido, finalmente, conquistar su sueño.